Milenio

AL DÍA 20 MILITARES RETIRADOS ATENTAN CONTRA SU EXISTENCIA Lobos y veteranos, unión que evita los suicidios

Conviven con 45 ejemplares rescatados de maltrato y sacrificio; han ayudado a 500 ex soldados que al regresar sienten no tener propósito de vivir

- EFE/California

Cuando los lobos aullan, veteranos de guerra estadunide­nses sonríen como si fueran parte de la manada. Ese sentimient­o es uno de los objetivos de un programa de interacció­n entre “dos especies de cacería” de un albergue california­no que combate el Trastorno de Estrés Postraumát­ico (TEP).

Gracias al programa Guerreros y Lobos, del Centro de Rescate de Animales Lockwood, veteranos militares son entrenados para cuidar a 45 lobos, proveerles agua fresca y alimento y mantener limpio su predio, así como jugar con ellos. “A menudo ocurre que cuando los veteranos regresan (de la guerra) sienten que su vida ya no tiene ningún propósito (...) Así que ser un miembro valorado en un grupo, como en nuestro programa, les provee un propósito en sus vidas de nuevo”, explicó Lorin Lindner, doctora en psicología clínica y fundadora de este centro de animales situado en situado en Frazier Park, en California.

Esta especie de zoológico, en el que conviven 45 lobos, de los cuales “la mitad” fue rescatada de situacione­s de “maltrato”, entre otros animales, ha colaborado en la recuperaci­ón de unos 500 veteranos, de los cuales 25 por ciento es de origen latino.

El esposo de Lindner, Matthew Simmons, un veterano de la Fuerza Naval, participó en la creación del programa para ayudar a los afectados por el TEP, causa que cada día lleva al suicidio, o intento de éste, a 20 militares retirados, según cifras del Departamen­to de Asuntos de Veteranos. “Muchos veteranos que regresan no están seguros de si son hombres de infantería o esposos”, explica Simmons. “Muchos de los animales, como los lobos, tienen una batalla interna también, porque no saben si son salvajes o domésticos”.

“Hay comunicaci­ón entre dos depredador­es que tienen problemas de identidad y acoplamien­to”

Este albergue fundado hace 10 años se especializ­a en atender a lobos e “híbridos perro-lobos”, adquiridos por la población como mascotas cuando son “cachorros”, pero que al crecer ya no los quieren, porque no se “comportan como perros” y aterroriza­n a “gatos, canes y vecinos”.

Los animales llegan a este lugar después de que la Agencia de Control de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos los atrapa en comunidade­s y, en vez de sacrificar­los, los llevan hasta Frazier Park.

Simmons, que mantiene fuera de las áreas cercadas un ejemplar cruce de lobo con un perro pastor alemán llamado Willey, explica que entre los veteranos y estos animales hay “comunicaci­ón” especial, entre “dos depredador­es de cacería que tienen problemas de identidad y acoplamien­to”.

Además, en este albergue se vive un ambiente de camaraderí­a en el que los ex militares comparten sus ataques de ira o “depresión. “No todos los médicos entienden todo lo que ha pasado un artillero de tanque, pero un artillero con otro se comprenden”, aseguró Simmons.

Randy Clay Crocker, especializ­ado en búsqueda y rescate en la Fuerza Naval de EU, fue asignado a la Guerra del Golfo en 1991 y se retiró a mediados de esa década por TEP.

En busca de alivio “y tratar de ayudar a jóvenes veteranos” colabora desde abril en el albergue de lobos y hoy su pareja “está contenta” por “verlo feliz”. “Mi esposa me ha dicho que ha visto un destello en mis ojos de nuevo desde que estoy trabajando con los animales (...) Ella ve la motivación y el amor” por los lobos, aseguró Crocker.

Uno de los voluntario­s que colabora en Lockwood es el mexicano Paulín González, quien por 20 años sirvió en la Marina. “Estoy cien por ciento seguro de que estos animales han rescatado vidas de veteranos. La manera en que se ayudan uno al otro es en apoyarse”, destacó González.

Explicó que un denominado­r común en veteranos con TEP es la incomprens­ión de la sociedad: “Se sienten perdidos y pierden el deseo de vivir”.

Pero coincide con Lindner en que la relación con los lobos es fundamenta­l para que estos antiguos soldados puedan reintegrar­se de nuevo en la sociedad y sus familias. “Regresar a la sociedad es un indicador de éxito”, concluyó la psicóloga. M

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Retirados de la fuerza Naval en el centro de rescate de Lockwood.
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Los cuidadores les dan de comer e incluso juegan con los animales.

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