Crítica a Me caigo de risa
Querer es poder, y cuando Televisa quiere es capaz de crear grandes programas de televisión como la nueva temporada de Me caigo de risa, que se acaba de estrenar en Canal 5.
Dígame, por favor, que usted también la está viendo. ¿No se le hace la cosa más afortunada del universo?
Además, increíblemente bien diseñada y programada, porque más allá de su posición en esa frecuencia, va sin la competencia de Azteca 7 por la repetición de Rosario Tijeras y con todas las posibilidad de absorber a la gente de Las Estrellas ante el horror de La piloto 2.
¿A qué me refiero cuando le digo que esto, además, está bien diseñado?
A que sus responsables, nada tontos, todo el tiempo están haciendo referencia a otras realizaciones de Canal 5 como Reto 4 elementos naturaleza extrema.
Eso es genial, porque integra, construye. ¡Bravo!
Como usted sabe, Me caigo de risa es un programa cómico familiar-juvenil del más alto nivel, conducido magistralmente por Faisy (Renta congelada).
Ojo: en México, cuando hablamos de programas cómicos casi siempre pensamos en emisiones dramatizadas o de ejercicios de stand up comedy.
Me caigo de risa va por otro lado. Es como un programa de concursos, pero donde los invitados, en lugar de competir para ver quién sabe más, quién tiene más destreza o quién tiene más fuerza, luchan por ver quién es más chistoso en unas dinámicas alucinantes.
De repente tienen que hacer preguntas. Más al rato, ruidos. Posteriormente, formar palabras con el cuerpo.
Y entre participación y participación usted y yo nos carcajeamos como yo creo que no nos pasa con ningún otro concepto de la televisión abierta privada nacional.
Me caigo de risa es un garbanzo de a libra en el desértico universo de la comedia mexicana, uno de esos casos insólitos donde los invitados se divierten como energúmenos y nosotros, las audiencias, también.
¿Qué es lo que más podemos adorar de este concepto? Todo.
No sé usted pero yo amo la conducción de Faisy porque el señor, antes que cualquier otra cosa, está pensando en el público y en sus invitados.
Les está explicando, les está amenizando el show. Y corre, y salta, e interviene. Y tiene una agilidad mental bárbara. Y es simpático. Y nunca, absolutamente nunca pierde la autoridad.
Faisy es genial. Domina la materia. Es el dueño de su programa. Nació para eso. Lo admiro.
La selección de invitados, por cierto, es magnífica, porque sí, hay muchos comediantes con la más espectacular de las trayectorias, pero también lo mejor de lo mejor del cine, el teatro y las telenovelas.
Me encanta que suceda esto porque Me caigo de risa es el único escaparate de toda Televisa donde los talentos pueden hacer algo más a lo que normalmente hacen, donde se pueden lucir de otra manera.
Y porque esto, al final, contribuye a crear una muy afortunada combinación de star system con plataforma de proyección estratégica.
Si yo fuera cantante, actor o presentador de otro tipo, mataría por estar en Me caigo de risa. Sería un honor. Sería una oportunidad de oro. Ahí es donde hay que estar.
Por si todo lo que le acabo de mencionar no fuera suficiente, estamos ante un gran producto.
Quiero que por un momento se imagine todo lo que está detrás de este proyecto.
Usted, como yo, lo mira muy contento desde su sala o su recámara pero para lograr esa convulsión de estímulos se requieren horas y horas de planeación y coordinación.
Desde la selección, confirmación y atención de cada invitado hasta la puesta en pantalla de cada juego pasando por la iluminación, la musicalización, la sonorización, la administración del público en el estudio, el afortunadísimo manejo de las redes sociales y un montón de sutilezas que casi nadie celebra.
Como el detallito de poner ciertas palabras en pantalla mientras el director de cámaras se está anticipando a poner una lente, mero arriba.
Y si no es eso, es lo de las fotos que aparecen detrás, lo de los textos de Faisy. ¡Y nada falla! ¡Nada!
Le juro que crear algo así implica una disciplina que ya no es común en nuestra industria. Me siento con lo mejor de la televisión de antes, pero también con lo mejor de la tv de ahora.
¿Pero quiere que le diga dónde se siente más la calidad de Me caigo de risa?
En su evolución respecto a la temporada anterior, que era excelente y en su manejo del ritmo.
No hay manera de que uno se aburra o de que le quiera cambiar de canal cuando está mirando eso, porque todo es rapidísimo, divertidísimo, apenas está acabando algo cuando ya está comenzando otra cosa.
La televisión mexicana sería muy diferente si existieran más programas como la nueva temporada de Me caigo de risa, que se transmite de lunes a jueves a las 21 horas por Canal 5 y que tiene mucho material en internet y redes sociales.
Por favor búsquelo, disfrútelo, ámelo. Vale la pena. ¿O usted qué opina?