Sendero de los Apalaches
El récord de velocidad en el sendero está en manos de Joe McConaughy
El sendero de los Apalaches cubre 3 mil 500 kilómetros de la costa Este de Estados Unidos. Cuenta con 141 mil metros de desnivel y se extiende desde el estado de Maine, en el norte, hasta Georgia, en el sur, cruzando Carolina del Norte, Tennessee, Virginia, Maryland, Pensilvania, Nueva Jersey, Nueva York, Connecticut, Massachusetts, Vermont y Nuevo Hampshire.
Se atribuye su configuración a Benton MacKaye, un ingeniero especializado en bosques y su conservación, conceptualizado en 1921 como un sendero que pudiera unir población de diferentes regiones. Después de esa genial iniciativa, muchos mujeres y hombres han participado en su diseño, ampliación y su valiosa conservación como el sendero más emblemático del mundo.
Para completar este fascinante trayecto es necesario andar más de 5 millones de pasos. Por la diversidad de estados que cruza, se pueden observar distintos paisajes y especies de flora y fauna. La ruta se encuentra señalizada y se ha convertido en la preferida por los senderistas del mundo. Montañas, ríos y bosques integran ecosistemas de absoluta belleza a lo largo de su longitud.
Para muchos corredores representa un reto a vencer, bajo diversos estilos y mediante distintas estrategias. Es posible pasar la noche en albergues en diferentes puntos a lo largo del sendero. Lo que para algunos podría representar meses de caminata, para Joe McConaughy únicamente fueron 45 días, 12 horas y 15 minutos, un promedio aproximado de 77 kilómetros diarios.
Se calcula que 15 mil senderistas y corredores a lo largo de la historia han logrado cruzarlo en su totalidad. Una hazaña de este tipo requiere de una planeación exhaustiva, mucho tiempo que invertir en el recorrido y una capacidad física extraordinaria. Para aquellos corredores que gustan del vino, el medio maratón Napa a Sonoma resulta un extraordinario evento. Los valles de Napa y Sonoma en California, Estados Unidos, son mundialmente reconocidos por sus extraordinarios viñedos. El próximo domingo en ese lugar se realizará la edición número 11 de este medio maratón que se ha convertido en un clásico de la región por sus peculiares paisajes. “Hay clubes a los que no puedes pertenecer, vecindarios en los que no puedes vivir, escuelas en las que no puedes entrar, pero las carreteras siempre están abiertas para correr” Nike
Mark comenzó a correr hace no mucho tiempo. Nació en Irlanda, pero vive en Oaxaca y se ha propuesto calificar lo antes posible al Maratón de Boston. Cuenta que quiso aprovechar una carrera en su estado para cubrir la distancia larga que para el fin de semana marcaba su entrenamiento. Lo que Mark no tenía en cuenta es que esa carrera era muy distinta a lo que él estaba acostumbrado.
La Carroñera es una carrera de montaña que se realiza en San Agustín Etla, en Oaxaca. Los corredores para cubrir la distancia de 12, 25 y 60 kilómetros, se ven obligados a realizar ascensos por estrechos y accidentados senderos boscosos. La vista hacia los valles resulta inigualable, gracias a los 3 mil 225 metros sobre el nivel del mar que se alcanzan en su punto más alto. En los abastecimientos existe la bebida de la región mundialmente reconocida, el mezcal. La ruta está marcada con algunos listones colgados de las ramas y troncos de los árboles. La velocidad en La Carroñera es cosa compleja, debido a lo accidentado del terreno.
Las carreras de montaña han cobrado gran relevancia en el país por la gran sensación de libertad que provocan en los corredores. El contacto directo con la naturaleza es uno de sus principales atractivos. En ellas se corre por largos lapsos en solitario, escuchando a la mente, en ocasiones caminando y en otras escalando. El riesgo resulta mucho mayor que correr sobre asfalto, debido a los senderos al borde del precipicio que requieren concentración y control en cada paso.
En algo que fue planeado como una distancia larga más, como las muchas que incluye un entrenamiento de maratón, Mark descubrió otra faceta en su corta carrera como corredor. El reto que la naturaleza le impuso y que sorteó de manera satisfactoria, le abrió el apetito para seguir corriendo en la montaña. El saldo incluyó rodillas sangradas, rasguños en los brazos, espinillas abolladas y el alma ensanchada del orgullo que provoca llegar hasta la cima donde pocos han llegado y volverse invencible por unos segundos. Abastecimiento. Faltan dos semanas para el medio maratón de la Ciudad de México, ¿estás listo?