KERBER FRENÓ A SERENA
La alemana consiguió su tercer título de Grand Slam, después de vencer en dos sets a Williams en la final de Wimbledon, la estadunidense buscaba su 24 trofeo grande, para igualar la marca de todos los tiempos de la australiana Margaret Court
La zurda Angelique Kerber rozó la perfección y derrotó a la estadunidense Serena Williams en la final por 6-3 y 6-3, en solo una hora y cinco minutos de acción, para ganar el torneo de Wimbledon por primera vez y sumar su tercer título de Grand Slam, para convertirse en la primera alemana en triunfar en el All England Club desde Steffi Graf (1996).
Derrotada por la misma rival en la final de 2016, la germana se tomó la revancha dos años después e impidió a la norteamericana ganar su octavo título individual en el grande británico y que igualara a la australiana Margaret Court, con 24 majors.
De poco sirvió que Serena tuviera el apoyo de su amiga Meghan Markle, duquesa de Sussex, que acudió a la Catedral acompañada de la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, para presenciar el encuentro, como había prometido.
Kerber le rompió cuatro veces el servicio a Serena, considerado como uno de los mejores de la historia y sentenció su victoria con rapidez, para convertirse en la segunda en derrotarla en dos finales de Grand Slam.
La menor de las Williams solo conectó cuatro aces y registró un quiebre al servicio de la germana; ante esa circunstancia, la estadunidense intentó presionar en la red, donde ganó 12 de las 24 ocasiones que subió, pero sus errores no forzados se multiplicaron durante el duelo, hasta acabar con 24.
Angelique personificó la sobriedad, con un tenis fácil, luchando cada bola, y quitándose de encima complejos, presentó una tarjeta con solo cinco errores no forzados, y 11 golpes ganadores para imponerse en el partido con 56 puntos, por 45 de su rival. Serena aspiraba a convertirse en la cuarta madre en ganar un título de Grand Slam desde que comenzó la Era Aiberta, y la primera en hacerlo en Wimbledon, desde la australiana Evonne Goolagong, hace 38 años. La norteamericana de 36 años, que dio a luz hace 10 meses, a su primera hija, Olympia, aceptó la derrota y seria y con paso firme cruzó la red tras fallar el último punto, para fundirse en un abrazo con su rival, que había caído al suelo tapándose los ojos, y que después de la celebración corrió al palco para encontrarse con su entrenador y su familia.
Kerber, emocionada y al borde de las lágrimas, le comentó a Serena que vencerla era “un sueño hecho realidad, has vuelto, eres una gran inspiración para todas, es increíble y estoy segura que ganarás muy pronto tu próximo Grand Slam”.
“Tenía que jugar mi mejor tenis
contra una gran campeona como ella, era mi segunda oportunidad de hacerlo aquí, ahora soy la siguiente alemana después de Steffi, y sin ustedes no estaría aquí”, dijo dirigiéndose a su palco.
Este título es el segundo en este año, el 12 de su carrera y el tercero en un major después del Abierto de Australia y de Estados Unidos, ambos en 2016, temporada en la que también logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro; además, Kerber aparecerá el lunes como cuarta del ranking mundial.
“Fue un torneo increíble para mí”, dijo Serena al recordar que era el cuarto que disputaba desde su regreso a las canchas en Indian Wells este año, después de diez meses de ausencia tras dar a luz en septiembre; luego, su voz se entrecortó, embargada por la emoción, y admitió su pesar, “desde luego es algo decepcionante (perder), pero estoy muy orgullosa”.
“Estoy contenta por volver aquí y ser capaz de dar lo mejor de mí”, aseguró la estadunidense conteniendo las lágrimas. “(Angelique) es una increíble persona, muy buena amiga”, continuó luego sobre su adversaria, “estoy contenta por ella, y ahora debe disfrutarlo”.