Celebra Tijuana 15 años de llevar ópera hasta la calle
También reúne a grandes cantantes y músicos, como es el caso del guitarrista Roberto Limón, nominado a un Grammy Latino en 2001
De vestidos largos, jeans, shorts, trajes o bermudas, hombres y mujeres se dieron cita en la colonia Libertad, en Tijuana, para disfrutar de una nueva edición del Festival Ópera en la calle, encuentro musical que se realizó a unos cuantos metros del muro fronterizo: esa línea que hace imaginar grandes sueños, pero que también divide familias.
Tanto el público que asistió como actores, músicos y cantantes olvidaron los códigos de vestimenta que acompañan al bel canto y disfrutaron, el sábado pasado, de 12 horas de una fiesta operística en La Calle Quinta, localizada en una de las zonas más antiguas y peligrosas. El abanico multicultural congregado —también acudieron estadunidenses— pudo disfrutar del evento anual que, a pesar de enfrentar adversidades económicas, este año cumplió su 15 aniversario.
El coro infantil de la Ópera, dirigido por Salvador Cortés, fue la carta de presentación del programa, donde los niños fueron el público principal. El cambio de protagonistas fue un ir y venir a través del escenario, ese lugar que recibiría a las 13:35 horas el espectáculo unipersonal Al país de los sueños, del tijuanense Daniel Rojo, quien participó por tercera ocasión en el evento.
El actor, quien trabajó con Manolo Fábregas, reconoció que “cada edición del festival es mejor y cada vez hay más público. Año con año, dijo, cierran más calles en la colonia Libertad, que es una de las más viejas de la ciudad y, tener este festival, a lado del metal que divide a estas dos grandes naciones, es muy significativo. Este territorio tuvo una mala fama y son, sin duda, la cultura y el deporte las herramientas para poder transformar comunidades”, expresó en entrevista.
Rojo recordó que para ir al teatro la gente se ponía perlas y vestido largo, ya que era algo muy “nice”, pero contrapone: “Hay que romper con ese estigma, porque eso significa clasismo. Cuando fui a Nueva York, la gente llegaba en sandalias y shorts a ver Los miserables. La cultura tiene que ser algo que existe en la calle, y es lo que queremos”.
El presupuesto fue un tema de suma importancia, en especial cuando es un evento gratuito, lo cual no detiene la labor de Teresa Riqué, directora del proyecto: esa “flor en el desierto”, a decir de Rojo, quien siempre se ha ocupado por impulsar el talento tijuanense, pero también por invitar a grandes actores, cantantes o músicos, tal es el caso del guitarrista Roberto Limón, nominado a un Grammy Latino en 2001.
“Para mí, la calle es algo natural, ya que desde niño pasaba horas con mis amigos mientras tocaba la guitarra. El arte debe estar vivo y, en ese sentido, hay que romperle toda la formalidad, porque es algo que produce emociones; no importa que sea una banqueta, una esquina o un foro”, comentó Limón, momentos antes de subir al escenario para interpretar el segundo movimiento del Concierto de Aranjuez.
A lo largo de la calle se ofrecieron diferentes opciones entre alimentos, arte, bolsas, ropa y otros accesorios pero, sin duda, la cerveza fue la más solicitada para mitigar el calor. “La gente se ha integrado. El presentarse en lugares como este es un enigma, porque igual se dan las condiciones extraordinarias y captas la atención de la gente o a veces no se entera de lo que trata”, agregó Limón.
El guitarrista aseguró que la vida artística en Baja California es maravillosa, y en cuestión musical, movimientos como Nortec enriquecen mucho. El músico reconoce que sí hay audiencias difíciles, sobre todo ahora con internet, porque “el público no tiene mucha capacidad de concentración. En el siglo XIX los programas podían durar tres horas; en la actualidad la gente quiere escuchar un resumen de todo, y necesitamos que los jóvenes puedan concentrarse, lejos de un texto de 15 caracteres”.
A la medianoche finalizaron las presentaciones de los más de 650 artistas, en su mayoría tijuaneses. Fue un evento que convocó a alrededor de 12 mil personas y que concluyó con las escenas del segundo acto de El murciélago, dirigido por Enrique Patrón de Rueda. m
El segundo acto de El
murciélago, dirigido por Enrique Patrón, fue el espectáculo final