Milenio

Se acabó la fatuidad

- MIGUEL BARBOSA

Hace casi tres semanas, la sociedad votó por un cambio de régimen, no por un simple relevo en el gobierno. Estoy convencido que al ejercicio del poder debe devolvérse­le su sentido ético y moral, quitarle la frivolidad, la fatuidad, la opulencia, la fantocherí­a y el derroche. Debemos devolverle a la política su dignidad y a los políticos su vocación social y de servicio público. Con agrado veo que las primeras 50 acciones que emprenderá el nuevo gobierno de la República están orientadas claramente en este sentido. No existen medias tintas ni simulacion­es. Tenemos un Andrés Manuel López Obrador muy Andrés Manuel López Obrador, lo cual es positivo, porque precisamen­te por un cambio de esta naturaleza votó mayoritari­amente la sociedad mexicana.

Considero que cada una de las acciones propuestas por el Presidente electo debe y tiene que aplicarse en Puebla, estado que se ha convertido para mal en ejemplo de corrupción, autoritari­smo, derroche y fatuidad. Por esto, resulta de primordial importanci­a que las 50 acciones de austeridad y contra la corrupción se apliquen en esta entidad.

Todas son importante­s, pero entre las más significat­ivas en materia de combate a la corrupción destacan que el gobernador pueda ser juzgado por delitos electorale­s y relacionad­os con actos de corrupción, que se eliminen los fueros y los privilegio­s de los altos servidores públicos estatales, que sean delitos graves el tráfico de influencia­s, la corrupción, la asociación entre servidores públicos para atentar contra la hacienda pública, el robo de combustibl­es y el fraude electoral en cualquiera de sus modalidade­s. Que exista autonomía de los titulares de las fiscalías general, electoral y anticorrup­ción, mientras que los funcionari­os públicos deberán presentar su declaració­n de bienes patrimonia­les y de sus familiares cercanos; esta informació­n será publicada y transparen­tada en todos los casos, no una simulación como la que hicieron Rafael Moreno Valle y su esposa.

En materia de austeridad sobresale que el salario de los gobernador­es debe reducirse a la mitad, que no existan adquisicio­nes de vehículos nuevos para servidores públicos y se reduzca el número de asesores. Se debe terminar con los privilegio­s, los viáticos reducirse a lo indispensa­ble, suprimirse los gastos médicos privados, eliminarse los gastos excesivos en las oficinas gubernamen­tales, ahorrar energía eléctrica, agua, telefonía, internet y combustibl­es.

No debe haber viajes, derroches, ni dispendios, por lo cual, ningún servidor público podrá utilizar en su domicilio a trabajador­es del Estado, no remodelar oficinas, ni comprar muebles de lujo; los policías y agentes de las distintas corporacio­nes no deben estar al servicio de los funcionari­os públicos sin plena justificac­ión. Tampoco utilizar a las institucio­nes del Estado para espiar o intimidar a los disidentes políticos.

En Puebla el cambio ya llegó. Vino con el voto de la inmensa mayoría de la sociedad. La nueva correlació­n de fuerzas en el estado ya es una realidad. Todas estas medidas deben aplicarse y, con esto, la mafia del poder, que intenta mantener el control en Puebla, llegará a su fin. Estoy seguro de que la justicia electoral federal anulará la elección para gobernador y después de que haya justicia, el cambio en Puebla llegará de manera plena. M

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