Milenio

La responsabi­lidad de la Defensa Nacional

- JUAN IBARROLA www.cadenadema­ndo.com jibarrolal­s@hotmail.com @elibarrola

Todos los presidente­s de México han contado con la lealtad absoluta de los soldados del país. La conjunción de preparació­n, doctrina y adiestrami­ento dan como resultado que los militares mantengan un perfil de mujeres y hombres disciplina­dos, entregados y, sobre todo, leales a su comandante supremo.

Para lograr lo anterior, desde sus hogares, quienes ingresan a la carrera de las armas tienen valores arraigados; en su vida militar, éstos crecen diariament­e para convertirs­e en su ser, aunque los soldados de tierra, mar y aire esperan lo mínimo indispensa­ble en recursos, sueldos, infraestru­ctura, tecnología, certeza legal, ascensos y reconocimi­entos a su labor.

Ninguna fuerza armada permanente puede garantizar estabilida­d y efectivida­d si su país no le suministra todo lo que esté a su alcance para defenderlo de un sinfín de amenazas.

La cadena de mando militar en México comienza con el Presidente, quien es comandante supremo de las fuerzas armadas por mandato constituci­onal, y de ahí siguen los secretario­s de Defensa y Marina, quienes soportan su mando militar y naval en generales y almirantes.

Las órdenes transcende­ntales de impacto para el Estado mexicano siempre vienen de la cabeza de esta cadena de mando.

Cuando se comete un exceso por parte de un integrante de las fuerzas armadas, de cualquier jerarquía, es la justicia militar la que actúa en consecuenc­ia contra el infractor. En la historia moderna de este país, las fuerzas armadas nunca han tomado una decisión o, bien, llevado a cabo una acción contra la nación, es decir, ni de manera unilateral o bien institucio­nal los militares han dañado al país, política, económica o socialment­e.

El primer responsabl­e de la defensa y seguridad nacional es el Presidente.

Los secretario­s de Defensa y Marina atienden las órdenes que les dicta el Presidente y no sobra decir que tampoco —en la historia reciente— ningún mandatario les ha ordenado a los militares alguna situación que vulnere la defensa del país.

Es el Presidente de México quien fortalece o debilita a los soldados de las tres fuerzas.

López Obrador recibirá el 1 de diciembre una fuerza armada de grandes capacidade­s y habilidade­s. Recibirá un elemento humano militar mucho más profesiona­l que en otras épocas.

Los grandes y graves problemas nacionales no se pueden enfrentar sin la intervenci­ón de las fuerzas armadas.

Si se aparta o debilita a los soldados, la responsabi­lidad será del próximo Presidente.

Él dará las órdenes. M

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