La responsabilidad de la Defensa Nacional
Todos los presidentes de México han contado con la lealtad absoluta de los soldados del país. La conjunción de preparación, doctrina y adiestramiento dan como resultado que los militares mantengan un perfil de mujeres y hombres disciplinados, entregados y, sobre todo, leales a su comandante supremo.
Para lograr lo anterior, desde sus hogares, quienes ingresan a la carrera de las armas tienen valores arraigados; en su vida militar, éstos crecen diariamente para convertirse en su ser, aunque los soldados de tierra, mar y aire esperan lo mínimo indispensable en recursos, sueldos, infraestructura, tecnología, certeza legal, ascensos y reconocimientos a su labor.
Ninguna fuerza armada permanente puede garantizar estabilidad y efectividad si su país no le suministra todo lo que esté a su alcance para defenderlo de un sinfín de amenazas.
La cadena de mando militar en México comienza con el Presidente, quien es comandante supremo de las fuerzas armadas por mandato constitucional, y de ahí siguen los secretarios de Defensa y Marina, quienes soportan su mando militar y naval en generales y almirantes.
Las órdenes transcendentales de impacto para el Estado mexicano siempre vienen de la cabeza de esta cadena de mando.
Cuando se comete un exceso por parte de un integrante de las fuerzas armadas, de cualquier jerarquía, es la justicia militar la que actúa en consecuencia contra el infractor. En la historia moderna de este país, las fuerzas armadas nunca han tomado una decisión o, bien, llevado a cabo una acción contra la nación, es decir, ni de manera unilateral o bien institucional los militares han dañado al país, política, económica o socialmente.
El primer responsable de la defensa y seguridad nacional es el Presidente.
Los secretarios de Defensa y Marina atienden las órdenes que les dicta el Presidente y no sobra decir que tampoco —en la historia reciente— ningún mandatario les ha ordenado a los militares alguna situación que vulnere la defensa del país.
Es el Presidente de México quien fortalece o debilita a los soldados de las tres fuerzas.
López Obrador recibirá el 1 de diciembre una fuerza armada de grandes capacidades y habilidades. Recibirá un elemento humano militar mucho más profesional que en otras épocas.
Los grandes y graves problemas nacionales no se pueden enfrentar sin la intervención de las fuerzas armadas.
Si se aparta o debilita a los soldados, la responsabilidad será del próximo Presidente.
Él dará las órdenes. M