EN MÉXICO SE DESECHAN MÁS DE 90 MILLONES DE BOTELLAS AL AÑO
También se puede obtener un plástico muy resistente que se usa en chalecos antibalas en el ámbito social. Uno de sus usos más comunes es como material para fabricar los chalecos antibalas”, detalló García Estrada.
De igual manera, el equipo de investigación, liderado por Penieres, descubrió que es posible convertir el ATF en un benzimidazol que posee propiedades fungicidas importantes in vitro, es decir, es un material que tiene mucho potencial en la industria médica, ya que puede matar hongos. Actualmente sería difícil dejar de producir y utilizar PET, uno de los termoplásticos más importantes y consumido debido a sus propiedades: ligero, higiénico, transparente, hermético, resistente, no tóxico y no altera las propiedades del contenido, indicó Penieres Carrillo.
El premio Nacional de Química 2016 por la Sociedad Química de México en el área de Docencia aclaró que este plástico no es considerado un contaminante tóxico, pero no es biodegradable.
El problema radica en su volumen de producción y acumulación en tiraderos, que ocasionan daños al hábitat, como sucede con la “isla de plástico”, ubicada en el Pacífico Norte, en donde flotan más de 100 millones de toneladas de desechos, y el PET es de los más abundantes.
En los últimos años su uso ha aumentado, hasta convertirse en un problema de contaminación. Tan solo en México, la Semarnat reportó que anualmente se desechan más de 90 millones de botellas fabricadas con este material, motivo por el cual el reciclado se vuelve un tema relevante.
Actualmente, los especialistas de la UNAM estudian el diseño (a nivel piloto) de un reactor para degradar PET, que posteriormente propondrán a la industria. Además, coincidieron en que la idea de generar menos residuos debe formar parte de la colectividad y no solo del ámbito científico. Así, la acumulación de PET dependerá de la sociedad y de la cultura que se inculque a futuras generaciones. M