La nueva imagen de AMLO
Evoluciona a nivel imagen para pasar de candidato a presidente poco a poco, durante el proceso de transición
Muchas personas me han estado buscando para entrevistarme sobre el cambio de imagen de Andrés Manuel López Obrador. Quieren pleito, que lo compare con Benito Juárez, que lo ataque.
La verdad, yo no creo que esto vaya por ahí, se me hace importante, hay que tratarlo con seriedad y aprender.
Si hay un genio de la imagen y de la comunicación en este país es Andrés Manuel López Obrador.
El señor es quien es porque supo construir un personaje, un personaje profundamente carismático, poderoso y popular.
Todo estaba estudiado en él: el acento, el uso de ciertas palabras, el “gallo”, la ropa blanca, sencilla.
El Peje era un producto tan bien hecho que hasta tenía sus caricaturas y artículos promocionales.
Sí, yo sé que así como hay personas que lo aman, hay otras que lo odian pero esto no es un asunto de preferencias personales. Es una realidad del mundo de la comunicación.
En política, como en todo, forma es fondo, como el peinado de Enrique Peña Nieto, como el copete de Donald Trump. ¡Bueno, qué me dice de Vicente Fox!
¿Cuál es la nota? La nota no es si Andrés Manuel López Obrador se ve feo o guapo.
La nota es que el señor está evolucionando a nivel imagen para pasar de candidato a presidente y esto no deja de ser interesante.
¿Por qué? Porque nadie más lo había hecho y porque lo está haciendo como se tiene que hacer: poco a poco, durante el proceso de transición, sin dejar de ser congruente.
Si usted se acuerda, cuando Vicente Fox pasó de candidato a presidente el resultado fue una desgracia.
Los periodistas se acercaban a entrevistarlo y el señor se seguía comportando como en sus tiempos de campaña. ¡Hasta se hicieron libros con sus ocurrencias!
En los casos de Calderón y Peña Nieto no se movió nada. ¿Y qué fue lo que tuvimos? Lo mismo: presidentes-candidatos.
¿Y? ¿Qué tiene esto de malo? Que cuando los presidentes siguen siendo candidatos dividen, siguen arrastrando el rencor de sus enemigos, dan a entender que gobiernan solo para los hombres y para las mujeres de su partido.
El Peje está mandando un mensaje de evolución, de “estoy dejando de ser candidato” a “me estoy convirtiendo en presidente”, de “voy a gobernar para todos, no solo para mis aliados”. Y esto va más allá de su peinado. Le suplico que observe y que escuche con frialdad todo lo que ha hecho y todo lo que ha dicho don Andrés Manuel desde el 1 de julio.
Poco a poco ha ido mesurando el tono de sus discursos, poco a poco ha ido agregándole elementos de carácter a su vestimenta. ¡Ya no le responde a la prensa como respondía antes!
Sus palabras ya no invitan a la confrontación, invitan a la integración. Cero conflictos.
Y lo más admirable de esta transformación es que se está dando por etapas.
Esto es fantástico porque permite que las audiencias, en este caso la nación entera, vayan asimilando su reinvención.
No es que el señor López Obrador vaya a pasar de gordo a flaco, de moreno a rubio o de barbón a lampiño de un día para otro. No es cirugía plástica. No se está disfrazando.
Es que El Peje sabe que los cambios, para que funcionen, se tienen que hacer paulatinamente, se está preparando para lo que viene y nos lo está comunicando.
No es un cambio de imagen, es algo mucho más profundo. ¿A poco no? M