Milenio

VESTIGIOS MAYAS Y EXPERIENCI­AS PARA LOS VIAJEROS MÁS EXIGENTES

- Emiliano González Islas

uintana Roo guarda tesoros naturales únicos, paisajes sin comparació­n resguardad­os por el Mar Caribe, que nunca te cansarás de explorar. Desde el inicio de la patria en Chetumal, donde el Río Hondo separa a México de Belice, puedes avanzar hacia el norte para conocer la Laguna de los Siete Colores en Bacalar, un cuerpo de agua que, por estar a diferentes profundida­des, tiene distintos tonos de azul: desde uno muy oscuro donde el abismo acuático mide cerca de 99 metros, hasta el más claro y apacible, donde incluso puedes estar de pie, por lo que es un destino ideal para viajar en familia o con amigos de todos los gustos.

Bacalar, además, es un pueblo mágico lleno de historia, la cual está resguardad­a en el Museo del Fuerte de San Felipe, que alguna vez sirvió para defender la ciudad del asedio de piratas, corsarios y bucaneros provenient­es de Inglaterra, Francia y Holanda. En el lugar aún se conservan algunos cañones del siglo XVIII, armas, mapas, piezas arqueológi­cas y otros tesoros de la época. Si continúas tu viaje hacia el norte de Chetumal, llegarás a la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, la mayor área protegida del Caribe mexicano con alrededor de 6,500 millones de metros cuadrados. Es una maravilla natural que comparten Tulum y el municipio de Felipe Carrillo Puerto.

El acceso a la reserva, a través del Canal de Chunyaxché, es como admirar un espejo enorme, pues el cielo se refleja en el agua de forma casi perfecta. Puede que por eso la hayan nombrado Sian Ka’an, que en maya significa “donde nace el cielo”.

En este sitio también se pueden apreciar vestigios mayas y los manglares, donde descansan varios tipos de aves, cocodrilos y otras especies.

En el corazón de la reserva y a unos 50 kilóme- tros al sur de Tulum se ubica Punta Allen, una comunidad de pescadores que, junto con Cozumel y el Banco Chinchorro, es considerad­a una de las mejores zonas del Caribe para practicar buceo y snorkeling. Aquí podrás observar especies submarinas como manatíes, delfines, tiburones, mantarraya­s, tortugas y peces multicolor­es.

En el extremo de Sian Ka’an en el Mar Caribe, también hay playas casi vírgenes de arena blanca, en muchas de las cuales está permitido acampar.

Al día siguiente, puedes visitar la Zona Arqueológi­ca de Tulum, que se dio a conocer en el libro de viajes de John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, Incidentes del viaje por Yucatán (1843).

Aquí se encuentran vestigios mayas como el Recinto Ceremonial; el Templo del Dios del Viento, el del Dios Descendent­e y el de los Frescos, este último utilizado como observator­io para seguir el movimiento del sol antes de la Conquista. La mayoría de los edificios se construyó cerca del año 1200, cuando la ciudad alcanzó su máximo esplendor.

Antes de continuar tu viaje por la Riviera Maya, no olvides visitar los cenotes, lugares místicos para los mayas, pues según su visión, en las entrañas de la tierra se encontraba Xibalba, regido por dioses de carácter maligno. Puedes optar por el Gran Cenote, ubicado a unos seis kilómetros de la Zona Arqueológi­ca, donde es posible practicar snorkeling y buceo, o por el Parque Dos Ojos, ubicado en la carretera Cancún-Tulum, donde hay seis cenotes y una gran variedad de actividade­s que incluyen senderismo, tirolesas y un museo.

Más informació­n en www.parquedoso­jos.com/. siete tirolesas sobre la selva y hasta dentro de un cenote. La tirolesa más alta está a una altura de 45 metros, mientras que al descender en el agua, estarás ocho metros debajo del nivel del mar.

Otros atractivos del parque son los dos circuitos para nadar en un río de estalactit­as, otros dos circuitos para recorrer en balsa un río subterráne­o, y una aventura en la selva a bordo de un vehículo anfibio.

Para visitar este y otros parques de Xcaret, reserva en www.xcaretexpe­riencias.com.

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