La crítica Avelina Lésper debate con grafiteros y acaba agredida; recibe jalones de pelo y hasta pastelazo
La crítica de arte fue jaloneada del cabello y luego recibió un pastelazo; rechaza la Secretaría de Cultura de la capital toda forma de violencia
La noche del 2 de febrero de 1965, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez y Rufino Tamayo pelearon a jaibolazos en el Museo de Arte Moderno; el 19 de julio de 1978, también de noche, el pintor Enrique Guzmán destruyó El negro, número 4, obra de Beatriz Zamora, en Bellas Artes.
Ayer hubo otro episodio de lo que Cuevas llamó “eterna compañera de las artes plásticas: la polémica”. La crítica de arte Avelina Lésper invitó a grafiteros a debatir en el Museo de la Ciudad de México.
En el encuentro ambas partes fijaron sus posturas. Por el lado de los grafiteros, Guillermo Heredia, señaló: “Un grafiti necesita tres elementos: ilegalidad, transgresión y anonimato. Puede tener más elementos, incluso estéticos, pero el grafiti no depende de la estética para serlo, ese es uno de los grandes errores que tenemos actualmente”.
Para Lésper, el grafiti tiene sus curadores, sociólogos y antropólogos, “quienes llaman artista a todo el que tenga un bote de espray en la mano”. Pero su propuesta estética, añadió, se sostiene en la imitación sistemática de cánones y estilos muy limitados: copias de los grafitis estadunidenses.
Los grafiteros, continuó Lésper, se oponen a la crítica y establecen “una forma de dictadura social con pinturas que existen a partir del el allanamiento a la propiedad pública y privada. Esa violación a los derechos ciudadanos se realiza con obras que en la inmensa mayoría carecen de originalidad y desarrollo técnico. Al igual que el arte contemporáneo VIP, se posicionan como incuestionables”.
Tras el debate hubo otro acto bochornoso con diferencias respecto a los protagonizados por los artistas de los años 60 y 70: no ocurrió de noche, sino a la luz del día. Y algo más grave, luego del encuentro, mientras Lésper hablaba para MILENIO Televisión, fue jalonada del cabello por un par de mujeres y alcanzada por un pastel lanzado por un hombre.
Víctimas
Hace unos días la crítica de arte descubrió un grafiti en el que era aludida: “Avelina Lésper: ¡me la pelas!” La especialista convocó a una conversación. “Antes del encuentro hubo intentos de sabotaje y corrió la versión de que se había cancelado. Lanzaron cartas con declaraciones que yo nunca hice; según algunos grafiteros, no querían asistir al diálogo porque yo los insultaba y los agredía, y eran víctimas de lo que yo decía de ellos. La enorme contradicción fue que una vez que estábamos en el debate, los gritos, las agresiones verbales y las interrupciones fueron constantes. Había tal cerrazón que ni siquiera alcanzaban a escuchar mis argumentos; era simplemente un golpeteo constante en lo que tuvo que ser un diálogo”.
Así transcurrió el “debate”, en el que participaron José María Espinasa, director del recinto, como moderador; el artista visual Eblem Santana y Guillermo Heredia, grafitero, además de la crítica de arte, ante poco más de 300 asistentes. El intercambio duró casi tres horas.
Durante una entrevista que Lésper daba a MILENIO Televisión, dos mujeres la tironearon del cabello, además de que, al salir del recinto, “se acercó un tipo con enorme violencia y me aventó un pastel que me golpeó con mucha fuerza. Por ello me tuve que ir de allí huyendo, literalmente. “La intención era hablar de un tema que, por lo que se ve, no se puede abordar si no vas a elogiar a los grafiteros, si no les dices: pobrecitos, son víctimas del sistema. Imagínate, ellos son los perseguidos, pero la agredida fui yo, que iba completamente sola, mientras que ellos iban en montón. Si no vas a decirles aquello (críticas), te van a insultar, a violentar y a golpear. Ese es el resultado de hablar de grafiti en esta ciudad; entonces, ¿de qué estamos hablando?, ¿quiénes son las víctimas”.
Tras los hechos la Secretaría de Cultura de Ciudad de México envió un comunicado en el que rechazó “categóricamente el uso de la violencia para dirimir controversias”. M