¿NO QUE NO, PIOJO?
DIEGO LAINEZ LE DEMOSTRÓ A SU ENTRENADOR QUE PUEDE SER TITULAR CON AMÉRICA; FUE EL MEJOR JUGADOR DE LAS ÁGUILAS Y MARCÓ DOS GOLES PARA QUE LOS DE COAPA SIGAN EN PLAN ASCENDENTE
Con Diego tengo claro lo que debo hacer, tiene mucho talento y futuro” Hoy que no había un jugador (Renato) ya demostró que está listo” MIGUEL HERRERA Entrenador del América
El futbol, ese deporte que se juega con los pies y se piensa con el cerebro, no conoce de actas de nacimiento, lo que se ve en el campo no admite discusiones. Ahí habló Diego Lainez, una joya que ayer iluminó a América para que lograra su segundo triunfo del torneo. Sus primeros goles en la Primera División y un recital que le hará ganar protagonismo, porque gracias a su descaro el conjunto de Miguel Herrera cantó victoria en el estadio Hidalgo, sobre un Pachuca que vive horas bajas y no encuentra el rumbo con Pako Ayestarán, un 3-1 que mantiene la inercia ascendente de los azulcrema.
El joven futbolista criado en Coapa, fue la luz de las Águilas en una noche en la que parecía que América lo pasaría mal por las bajas de Renato Ibarra y Mateus Uribe, sobre todo porque el ecuatoriano había sido de lo mejor de los americanistas en los primeros dos partidos y ese puesto fue destinado para Lainez.
Diego es un chico que tiene chispa, que no está contaminado de algunos vicios que tiene este deporte, su juego nos remite a lo más básico: divertirse, hacer algo distinto con el balón en los pies, así lo entiende, así lo asume y así lo practica, es un joven con un futuro promisorio.
Mucho se ha hablado de los motivos por los que Miguel Herrera no se decide a apostar al cien por ciento por Diego. Se sabía que las lesiones de Ménez y Domínguez le abrirían la puerta. Y en cuanto vio la oportunidad, el mensaje de Lainez llegó, no con palabras sino con juego, con ese talento que le ha llevado a recibir elogios de otras latitudes, pero que no le bastaban para ganarse una titularidad irrefutable en las Águilas.
Anoche, en Pachuca, Diego asumió el reto. La playera, el escenario y el entorno no le pesaron, su juego está por encima de los cuestionamientos. Diego fluyó con desparpajo, sin esconderse, consciente que su arrebato y rebeldía son la puerta a la proyección.
América tuvo un inicio titubeante, diez minutos en los que Pachuca fue un equipo más claro, las Águilas se salvaron en los albores de un gol, porque nadie de los Tuzos llegó al punto de remate. Respiro para todo el americanismo que no encontraba un jugador en quien refugiarse.
Se acomodó el equipo del Piojo y apagó el ímpetu de los Tuzos, lo hizo cuando el balón le empezó a llegar a Lainez, desde la banda derecha el chico fue sinónimo de desequilibrio y lucidez. Sin miedo para el mano a mano, fue en busca de su marcador al que miró sin temores, le enseñó una y otra vez la pelota y le ganó la mayoría de duelos individuales.
El primer aviso de América llegó con Andrés Ibargüen, el volante colombiano se asoció con su compatriota Roger Martínez, quien el asistió en el área, doble remate del mediocampista y ambos los dejó en la humanidad de Alfonso Blanco. América ya había nivelado el partido, el tanque de gasolina le duró un cuarto de hora a los hidalguenses, el tiempo que le llevó a Lainez terminar de aclimatarse a la cancha.
Cuando el juego entraba en una inercia de norte a sur, en ese intercambio de golpes que suele favorecer a América, Oribe tomó el balón y lo abrió para Lainez. Inició el espectáculo del chico, llevó la pelota al área, regateó a Emanuel García y sacó un tiro con la pierna izquierda, la bola sufrió un ligero desvío y se coló al fondo de la red. Primer gol en Primera División para Lainez, mensaje claro de que está listo para asumir un peso más grande dentro de las Águilas.
A partir de ahí, América manejó el partido, se sintió cómodo y sacó provecho de la ansiedad de Pachuca, un equipo que todavía no coge la identidad que pretende darle Ayestarán, tiene algunos esbozos, pero no le alcanza para mostrarse serio.
Las Águilas seguían encontrando con facilidad a Diego y éste seguía a lo suyo, a ese caracoleo y el regate, una suerte tan difícil de encontrar en el mundo del futbol y que a él le sale con tanta naturalidad. Fue una pesadilla para la defensa de Pachuca que no logró tomarle el pulso, aunado a que el joven no solo miraba la puerta rival, también la propia y echó una mano en las labores defensivas y en algunas ocasiones hasta organizó la salida, su movilidad le llevó a recibir un par de golpes que no lo intimidaron.
Pachuca se perdió una acción clara de Aguirre, quien a la altura del manchón penal apareció franco para el remate, pero el balón se le escurrió. Segundo respiro para las Águilas que se fueron en ventaja al descanso.
Dio la impresión de que los Tuzos salieron más decididos al complemento, pero ahí se toparon con Marchesín, quien tapó un par de avisos de los locales. América pasó a esperar un contragolpe, habría espacios y contaba a su favor con el vértigo de Lainez y de Ibargüen. Resistió de nuevo el cuadro de Coapa esos instantes en los que Pachuca se puso serio. La respuesta fue otro gol.
Oribe la ganó la bola a Jaine Barreiro, el Cepillo se fue hacia el área y buscó asistir a Roger, pero un defensa de los Tuzos desvió la pelota, ésta le cayó a Lainez y el chico hizo la segunda pincelada de la noche, la controló, se hizo el espacio, y tiró con la izquierda para vencer de nueva cuenta a Alfonso Blanco, una definición de jugador maduro.
A los 60 minutos América tenía el partido en la bolsa gracias a la chispa de Diego Lainez, a ese espíritu jovial que le dio mucha frescura al ataque americanista. Oribe se perdió el tercero en una incursión al área, pero el capitán de las Águilas lograría romper la sequía que venía acusando.
Todo le salió al cuadro de Coapa, porque en un córner el balón le quedó muerto a Peralta y el
Cepillo conectó con la derecha en el área chica. Cinco meses y 13 partidos después, el atacante azulcrema volvía a celebrar y sus compañeros le reconocieron su partido, porque estuvo activo en los tres goles de su escuadra. Aunque Pachuca descontó con un penal anotado por Franco Jara, el juego estaba decidido.
América sigue en plan ascendente, ha entrado en una inercia positiva. Encima, ha visto como Diego Lainez, una de las banderas de casa, reclama protagonismo através del juego. Sí, Miguel Herrera sabe lo que debe hacer con él, y no es otra cosa que guiarlo en el césped para su consolidación futbolística. La madurez se coge en el campo de juego, no en la caseta de suplentes.