Foros por la paz: ¿al fracaso?
Tienen cuatro meses para encontrar el hilo negro con el cual tejer con las diversas estrategias que compongan la política integral de seguridad del nuevo gobierno, según lo planteó Olga Sánchez Cordero. La finalidad de los foros inaugurados por López Obrador es pacificar el país, lo que significa, me imagino, reducir la inseguridad y la violencia. Junto con el combate a la corrupción, no hay mayor demanda social que esa. Sin embargo, el punto de partida y los supuestos que animan a los foros —el perdón, la resistencia a utilizar la fuerza legítima del Estado; que solo terminando con la injusticia social y la pobreza se reducirá la delincuencia— pueden conducir a un gran fracaso, ya que no se están planteando la necesidad de retomar el hilo negro de la seguridad. Quieren bordar o tejer la política de seguridad con materiales que no dan para el objetivo planteado.
La inseguridad y la multiplicidad de formas de violencia que sufren millones de mexicanos de manera cotidiana son problemas extremadamente complejos. La mayor parte de los delitos: homicidios, extorsión, secuestros, narcotráfico, narcomenudeo, robo de combustibles, trata de personas, robos en todas sus modalidades (de vehículos, a negocios, a casas habitación, a transportes de todo tipo, a transeúntes, a cuentahabientes, etcétera) son cometidos por una extensa red de organizaciones criminales de naturaleza, formas de operación, vínculos sociales y políticos y estrategias criminales muy diversas. Esa densidad criminal ya existente y floreciente –que varía de estado a estado— no desaparecerá con políticas de prevención social, ni ofertas de perdón moral político, ni amnistías legales; tampoco con la atención a las víctimas (que por supuesto deben ser atendidas de manera prioritaria).
Por más que no les guste, a esas bandas extremadamente violentas y predatorias se les combate con la fuerza e inteligencia de las instituciones de seguridad y justicia: policías, ministerios públicos, jueces y cárceles, comisiones de derechos humanos, áreas de atención a víctimas, etcétera. Aquí y en el resto del mundo. Si esas instituciones son extremadamente débiles, ineficaces, insuficientes, una parte de ellas son corruptas y otras trabajan para las organizaciones criminales no va a ser posible poner en práctica las estrategias de reducción de la inseguridad, cualesquiera que sean éstas, así sean las más innovadoras y creativas, las de última generación y corrección política.
Y ello por la sencilla razón de que no tendrán el soporte institucional adecuado, es decir no habrá policías experimentados y confiables en la disuasión, prevención, investigación y persecución de los delitos; ni ministerios públicos que sepan construir los expedientes judiciales sólidos para presentar a presuntos criminales ante jueces bien capacitados; ni tampoco centros de readaptación social que mantenga apartados de la sociedad a los delincuentes y los rehabiliten de manera eficaz. Tampoco habrá subprocuradurías de atención a víctimas con trabajadores sociales y sicólogos suficientes; ni centros de atención a mujeres víctimas de la violencia o a adolescentes primodelincuentes.
Así, el hilo negro de la seguridad que exigimos los mexicanos consiste en: a) la reconstrucción y/o fortalecimiento de todas y cada una de las instituciones de seguridad y justicia y, b) la comprensión profunda de la dinámica y evolución de las organizaciones criminales, a fin de poder identificar aquellas estrategias más eficaces para combatir los diversos delitos en cada uno de los estados del país.
El problema de los foros por la paz es que ni siquiera se plantean esos dos temas centrales como algo necesario de debatir. Que la atención de las víctimas deba ser prioritaria, no me cabe la menor duda. Consultarlas es indispensable para atenderlas como se lo merecen, pero no para definir las estrategias de seguridad. Es como pedirles a los enfermos de cáncer que inventen nuevos tratamientos y quimioterapias. Eso es materia de los médicos y especialistas, no de los enfermos.
Discutir cómo reconstruir las instituciones y cómo financiar ese esfuerzo, así como el análisis de las estrategias criminales debiera ser el centro del debate de los foros por la paz, además de los ya propuestos. De lo contrario no habrá hilo para tejer estrategias reales y los foros serán un ejercicio político, políticamente correcto, pero terriblemente ineficaces. M