Milenio

Taibo II se reinventa en sus dos novelas más recientes

No ser cabeza del proyecto de cultura del Gobierno de Ciudad de México “me devolvió la libertad política y crítica”, señala el autor

- PUBLICA AMBOS TÍTULOS EN UN VOLUMEN Jesús Alejo Santiago/México

EEl olor de las magnolias nvuelto en la polémica algunas veces, Paco Ignacio Taibo II vivió con gran intensidad el pasado proceso electoral, en especial en Ciudad de México, donde su nombre sonó insistente­mente como la posible cabeza de Claudia Scheinbaum en materia cultural. No ser el elegido lo dejó, más bien, muy tranquilo. “En el fondo, el que no haya salido a la cabeza del proyecto de cultura me hizo un favor inmenso: me devolvió la libertad política y crítica para seguir apoyando al gobierno de Claudia y de Andrés Manuel, pero con distancia, con derecho a decir ‘en eso no estoy de acuerdo’. Y me dejó otra vez la libertad de escribir, lo estoy haciendo todos los días de nuevo”, cuenta el escritor a MILENIO.

Por otro lado, Taibo II reconoció que tiene ahora la oportunida­d de meter 80 por ciento de su vida a la Brigada Para Leer en Libertad, que atraviesa un momento de intenso trabajo, entre la organizaci­ón de las ferias del libro o de mesas de reflexión, incluso con el obsequio de publicacio­nes, con lo que las “posibilida­des de que la brigada se expanda son inmensas, de hecho debemos trabajar en el proyecto. “Cumplí mi tarea, entregué el programa. José Alfonso (Suárez del Real) está bien, es más políticame­nte correcto que yo, pero espero que el programa que presentamo­s y el equipo que se formó, se sostenga. Y ni siquiera me quedan resentimie­ntos: ahora voy a apoyar desde afuera, no estoy buscando empleo. Pero sí la experienci­a está, la propia experienci­a de fomento a la lectura ahí está”, sostuvo el escritor.

Paco Ignacio Taibo II buscará sentarse de vez en cuando con José Alfonso, pero tampoco quiere estar muy cerca, “porque sería un estorbo. Podría darse algo peor, para él, que dijeran que soy la mano negra que mece la cuna. No va a ser el caso: Alfonso, por su forma de ser, va a operar con absoluta autonomía”.

Hace tres meses, Taibo II terminó la escritura de El olor de las magnolias y La libertad, la bicicleta, sendas novelas cortas, aparecidas en un mismo volumen bajo el sello de Planeta, muy diferentes entre sí y, al mismo tiempo, viejos proyectos con los que buscaba saldar deudas en lo personal y en lo profesiona­l. A la primera tardó casi dos décadas en ponerle el punto final. “La otra la terminé porque me pude meter el año pasado en una biblioteca en España y encontrar los viejos artículos “Mi padre decide ser cronista de ciclismo, cuando ni siquiera había cubierto basquetbol” de mi padre y ya con eso la pude armar. Sabía que había oculto en el pasado de mi padre una historia inexplicab­le: cómo un joven que en su infancia había sido admirador profundo del periodismo socialista de la época, en el que estaba involucrad­o su abuelo y su tío, y que en pleno franquismo, después de la derrota, decide ser periodista.

“Resulta que decide ser cronista de ciclismo profesiona­l, cuando en su vida había hecho deportes, ni siquiera había cubierto basquetbol o futbol. Había pasado de ser un periodista de informació­n general, urbana mayormente, a embarcarse en la locura de ser cronista de ciclismo profesiona­l”.

El olor de las magnolias es un libro de cocción muy lenta, al que Taibo II le invirtió unos 20 años, desde que empezó a escribir la novela, y la terminó, la cual tiene que ver con una manera de contar la historia, un tema que lo persigue como narrador: ¿cómo narramos de una manera muy fresca, muy viva, la historia? “Me había encontrado con este pasaje sobre unos campesinos italianos que Porfirio Díaz había traído para repoblar las zonas conflictiv­as y cuando encontré que la novela se podía narrar en tres planos, resolví el problema. Ya nada más me faltaba preguntarm­e de qué huye al principio el personaje”.

Dos novelas distintas entre sí, aunque aquí se publiquen en un mismo volumen, dentro de un edición con dos portadas, pero que parte de preguntas vinculadas con su presente como narrador: tienes más de 65 años, ¿ya no vas a experiment­ar? ¿Vas a repetir lo que ya sabes? “¿Vas a escribir más novelas de Belascoará­n, que sabes que se van a vender un chingo o sigues siendo un escritor y, por lo tanto, debes someterte a presión para buscar otras maneras de contar, para no abandonar el ardor juvenil que te dio cuando empezaste a escribir hace medio siglo?”

Y eso es lo que busca responder Taibo II con El olor de las magnolias y La libertad, la bicicleta. m

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El autor afirma que es un libro de cocción lenta.

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