REVIVE EL FESTÍN DE LOS JAZZEROS
Resulta irónico que el Primer Festival de Jazz de la Ciudad de México del Auditorio Nacional en 1992 solo tuvo como invitado a un mexicano. Pero no fue un músico, sino un pintor. Además de presentar una exposición en el lobby y colocar unas esculturas en las escaleras, Jazzamoart pintó la escenografía El festín de los jazzeros para los conciertos que congregaron a grandes músicos. Al concluir el festival, parte de la obra fue adquirida por el Auditorio y la otra donada por el autor a la Escuela Superior de Música para los festivales de jazz organizados por Francisco Téllez.
Luego de ser restaurada bajo la supervisión de su autor, hoy en la noche la escenografía convertida en mural cobrará nueva vida en el propio Auditorio Nacional. En retrospectiva, Jazzamoart recuerda su participación en ese festival al que asistieron músicos como Ray Charles, Branford Marsalis, Al Di Meola, George Benson y otros. “Fue un trabajo verdaderamente heroico porque entonces no me hacían mucho caso y la realización corrió por cuenta de los amigos y la familia, sobre todo de Francisco Servín. Todo se hizo como en tres semanas: las esculturas, la escenografía y el montaje de la exposición”.
La reubicación del mural, refiere Jazzamoart, “es un homenaje a la pintura y al rescate de todas estas acciones que, en su momento, sí tuvieron mucho de heroico porque todo se hizo de una manera apasionada y frenética, todo al compás y al son del jazz. La única falla del festival, y en eso tienen razón los jazzistas mexicanos, es que no hubo participación nacional. Yo fui el único mexicano que pudo aparecer. En los viejos tiempos, cuando tocaban Chilo Morán, Juan José Calatayud o Tino Contreras, sí alternaron con Bill Evans o Thelonious Monk en los festivales del Auditorio o en el Palacio de Bellas Artes. Eso fue una confrontación interesante y una ventana para que el jazz mexicano trascendiera de estar guardado en su territorio”.
El pintor no recuerda si fue Al Jarreau o George Benson quien no quiso que la escenografía estuviera durante su presentación. “Fue boicoteada, tal vez incluso sin saber qué iban a tener de escenografía. No sé quién de los dos fue, pero de cualquier forma yo los admiro. Del resto de los músicos hubo muy buena respuesta: todos estaban muy contentos con la escenografía e hicieron buenos comentarios. Efectivamente Ray Charles —que era ciego, dice entre risas— no la podía ver, pero sus coristas y algunos de los músicos estaban muy entusiasmados y seguro le comunicaron lo que estaba pasando. Ahora el mural es parte del rescate de la memoria del jazz en México”. m