YOGA PARA LIBERAR LA FASCIA
De acuerdo a Pedro Rodríguez, especialista en osteopatía y kinesiología, el yoga tiene la capacidad de modificar el alineamiento de nuestro cuerpo a través del reajuste fasciacerebro. Al aplicar presión o tracción durante un tiempo más largo sobre tendones y ligamentos, aportamos “jugosidad” a las articulaciones, pues se regenera la fluidez del líquido sinovial. El cuerpo humano contemporáneo se caracteriza por una alta acidificación que afecta al tejido muscular y conectivo, la intoxicación de estar expuestos a pesticidas, químicos y una alta concentración de cortisol en la sangre —la hormona del estrés—, favorece que la fascia pierda hidratación y elasticidad, en ese sentido el yoga ayuda a la desintoxicación sanguínea y linfática. “Según la mecánica de cadenas musculares, la tensión acumulada en el cuerpo se proyecta a nivel visceral. Si se mantiene este modelo de tensión constante, genera hábitos posturales que se exportan a los músculos y a la fascia. Las fascias registran y guardan nuestras impresiones mentales y emocionales como si fueran un archivador, similar al concepto de samskara, término sánscrito que identifica las impresiones almacenadas en nuestra mente y que forma nuestras creencias, actitudes y personalidad”. De esta manera, una postura sostenida durante un tiempo determinado (ejercicio isométrico) o en movimiento (isodinámico) modifica parámetros de nuestra biomecánica y posturalidad. “Así como se moldean los músculos, se moldea la fascia, pero de una manera más contundente, pues va atrapándonos y dejándonos encerrados en patrones rígidos y difíciles de desmantelar”.