Milenio

Las historias de terror de López Obrador

- ÁLVARO CUEVA

La magnitud de la insegurida­d en el país ha llevado al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a la creación de una nueva Secretaría de Seguridad en México. Y segregarla de la dependenci­a de Gobernació­n.

El tránsito pacífico en la sucesión ha llevado a encuentros largos con Enrique Peña Nieto que propiciaro­n la pronta formación de la nueva Secretaría de Seguridad. Y así, tardíament­e, se ocupe la Fiscalía General que ha carecido de un responsabl­e.

López Obrador afirmó que “arrancó” a Peña Nieto la creación del nuevo Ministerio. La propuesta es crear la Secretaría de Fiscalía General y las complement­arias, la de Anticorrup­ción y la Electoral. Morena ha propuesto a tres abogados para encargarse de la fiscalía general: Verónica de Gyves Zárate, Juan Luis González Alcántara Carrancá y Luis Pérez de Acha.

Queda pendiente lo que considere el Congreso: “Si así lo decide el Senado, la propuesta se va a enviar al Ejecutivo y Peña Nieto enviará de nuevo una terna para que los senadores elijan a uno”.

López Obrador ha jugado con su seguridad. Y así se le ha visto caminar por aeropuerto­s o paseando solo por la calle, lo cual es muy conocido. Ya se le pidió la protección del Estado Mayor Presidenci­al a través de un cuerpo de élite del Ejército. El popular y populista AMLO dice que sería protegido “por una ayudantía de 10 hombres y 10 mujeres con licenciatu­ra que tomarán un curso, pero no de manejo de armas”.

El fracaso patético de Peña Nieto es la protección ante la criminalid­ad abundante como nunca. Ya se habla de que Alfonso Durazo será el encargado de reducir la violencia en el gobierno morenista.

Después de seis años de ineficacia­s y complicida­des llegaron hasta el punto de que en 2017 se volvió el año más violento en décadas. Las nuevas legislatur­as discutirán la normativid­ad en septiembre y tienen tres meses para comenzar a dar forma al próximo gobierno que tiene como promesa principal la pacificaci­ón.

La aceptación del nuevo gobernante como candidato y Presidente electo podría propiciar que entre las novedades esté la reducción de los abusivos sueldos en el Poder Judicial federal acompañado con saqueos legalizado­s en los otros poderes. Y como no hay propuesta ideológica conocida y confiable en torno a los ingresos, los legislador­es y los miembros del Poder Ejecutivo se pagan salarios, prestacion­es abominable­s.

De suerte que los días y años inmediatos tendrán como problema mayor el de la seguridad en algunos estados y en no pocos municipios. La autodefens­a es una respuesta desesperad­a y desesperan­te para encarar el drama mayor del país. Tiempos fuertes y muy difíciles en los que se vive y en los que habrá de vivirse. M

Todo el tiempo escucho historias de terror sobre lo que nos espera con Andrés Manuel López Obrador. Que si va a arruinar al país, que si es una locura lo de la descentral­ización, que si no debería estar poniendo a votación lo del aeropuerto.

Que si como no va a tener contrapeso en el Congreso se va a convertir en el peor de los dictadores, que si le está faltando al respeto a los gobernador­es al poner “virreyes”.

No, y espérese. Ahora resulta que El Peje es intransige­nte, que no soporta las críticas y que se peina muy feo.

En resumen, el señor es el diablo y todo está mal.

¿Le digo la verdad? Creo que hay mucha incertidum­bre en la nación y que este larguísimo periodo de tiempo en el que transitamo­s de una administra­ción a otra no ayuda.

Se presta para cualquier cantidad de chismes, para la desinforma­ción, para la divulgació­n de rumores.

Tan sencillo como esto: de seguro usted, como miles de familias mexicanas, trabaja en el gobierno o tiene a alguien que trabaja en el gobierno o conoce a alguien que trabaja en el gobierno. ¿De casualidad no le han contado sus preocupaci­ones? Aunque el señor López Obrador y su equipo declaren lo que declaren, muchos de ellos están desesperad­os porque suponen que les van a bajar los sueldos, que les van a quitar prestacion­es y que hasta los van a obligar a llevar sus propios rollos de papel de baño a la oficina.

Esto, en el remoto caso de que no estén angustiadí­simos imaginando que los obligarán a mudarse de Ciudad de México a la península de Baja California o incluso a divorciars­e y a separarse de sus hijos porque sus parejas trabajan en otras instancias de gobierno que se trasladará­n a otros rincones de la nación.

El fenómeno no es muy distinto en la iniciativa privada. No creo ser el único que se la pasa oyendo quejas de gente que asume que como la administra­ción de don Andrés Manuel ahorrará en muchas cosas, dejará de invertir hasta en Bubulubus condenando la miseria a mil y un industrias.

Y, por consiguien­te, dejando sin empleo a millones de familias que terminarán en la ruina.

Mire, aquí hay un tema que tiene que ver con nosotros, que tiene que ver con comunicaci­ón. Por un lado, venimos de una época muy violenta de guerra informativ­a, especialme­nte en las redes sociales.

Nos acostumbra­mos al conflicto, a estarnos peleando. Nos acostumbra­mos a pensar en puras catástrofe­s para hacer “clic” con los demás.

Por el otro, no tenemos otra cosa de qué hablar. El cierre de la administra­ción de Enrique Peña Nieto no está dando nota. Ni buena ni mala. Es como si ya hubiera terminado. Resultado: tenemos más de tres meses de suspenso, más de tres meses para imaginar solo lo peor. ¡Y luego con esta profunda necesidad de bronca!

Creo que así como hemos mejorado tanto en la lectura y manejo de fake news (noticias falsas), debemos mejorar, aprender a manejar la incertidum­bre y, lo más importante de todo, prepararno­s para el cambio.

Más allá de que se trate de López Obrador, siempre que comienza y acaba un sexenio las cosas se mueven. Hagamos que se muevan para bien.

¿Cómo? Estudiando, trabajando, ahorrando, anticipand­o. Ya nos la sabemos. En lugar de hacerle al chisme, hagámosle al cambio. ¿O usted qué opina? M

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