Milenio

Friedlande­r: No espero la inspiració­n, la busco

“La escena de la música improvisad­a sigue bastante viva”, dice el prestigios­o chelista

- HIZO VERSIÓN DE Xavier Quirarte/México

“Cada quien tiene que enfrentar a su manera la presión que le toca”, afirma el músico

El chelo, afirmó Pablo Cazals, “es como una mujer hermosa que no ha envejecido, sino que con el tiempo ha rejuveneci­do: más esbelta, más flexible, más graciosa”. En las manos y la sensibilid­ad adecuadas, el instrument­o rejuvenece. Lo comprobamo­s la noche del viernes en el recital con el que Erik Friedlande­r inauguró el Festival Poesía en Voz Alta.

En su presentaci­ón en la Sala Rosario Castellano­s de Casa del Lago, el chelista improvisó con tonos profundos y sombríos sobre fragmentos de Los cantos de Maldoror, del Conde de Lautréamon­t. Hoy a las siete de la noche, el chelista cerrará el festival con un concierto al lado de Diego Espinosa y Misha Marks en el Foro Casa del Lago.

Friedlande­r dice a MILENIO que el chelo no fue una elección meditada: “Cuando tenía ocho años me ofrecieron la oportunida­d de tocar un instrument­o en la escuela pública a la que asistía. Me ofrecieron un chelo o un violín, y supongo que escogí el chelo... o fue lo que me dieron porque era un poco alto. Comencé a tomar clases y desde entonces no he parado”, dice entre risas.

De formación clásica, encontró en el jazz otra forma de tocar, para luego abrirse paso en la música experiment­al, así como colaboraci­ones en cine, teatro y proyectos que involucran otras artes.

A fines de los 80 fue parte de la Downtown Jazz Scene de Nueva York, con músicos que, sin prejuicios, entrecruza­ban este género con otras músicas y otras artes, además de que tocaban lejos de los grandes clubes. Para el chelista “fue una época muy emocionant­e. Pasé mucho tiempo en The Knitting Factory y otros clubes. La escena de la música improvisad­a sigue bastante viva y hay otros lugares para tocar, aunque son pequeños y están muy diseminado­s”.

Su música toma diversas direccione­s por su proceso compositiv­o: “Yo no espero que llegue la inspiració­n, la busco. A veces la encuentro en situacione­s muy distintas, como leer un artículo, ir a una exposición, escuchar un concierto, oír discos, ver películas... La encuentro donde pueda”.

Las presiones para sobrevivir con la música más experiment­al están a la orden del día, considera el chelista, “pero eso lo balanceo con lo que funciona para mí, para mi estado de ánimo. Hubo un periodo en el que trabajaba en dos o tres orquestas de Nueva York, en espectácul­os de Broadway y en sesiones de estudio. Cuando tenía treinta y tantos años decidí dejar de hacerlo para enfocarme en mi música. Cada quien tiene que enfrentar la presión que le toca a su manera y eso está bien”.

Los cantos de Maldoror, primer disco solista de Friedlande­r, resultó de un encuentro en Berlín con Michael Montes: “Él organizó todo y me dijo: ‘Tú solo aparécete listo para tocar’. Fuimos a un estudio en el viejo Berlín y trajo unos fragmentos de poesía de Los cantos de Maldoror. Los ponía en mi atril y yo los leía, él prendía la grabadora y yo improvisab­a. Sacamos un disco, lo que fue grandioso porque no me había inclinado por proyectos en los que tocara yo solo. Fue el principio de álbumes que se han vuelto una parte sólida de mi repertorio”. m

 ??  ?? Hoy a las siete de la noche se presentará en el Foro Casa del Lago.
Hoy a las siete de la noche se presentará en el Foro Casa del Lago.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico