Milenio

EXPOSICIÓN DE 250 OBRAS EN EL MUSEO TALLER ERASTO CORTÉS Sacrilegio y telurismo de Toledo, en Puebla

El artista mostrará una serie basada en los temblores de septiembre del año pasado en Juchitán, en los que representa a los zapotecos como un lagarto

- Leticia Sánchez Medel/México

Cuenta Francisco Toledo que en una ocasión, en el taller de gráfica de Mario Reyes, trabajaba con unas placas antiguas, pero “se negaban” a imprimir diversas imágenes religiosas para el libro de Carlos Monsiváis Nuevo catecismo para indios remisos. El impresor, asustado, le indicó que dejara de intentarlo.

“Esas placas, de no sé qué siglo, llegaron a nuestras manos y cometimos el sacrilegio de tocar a las vírgenes, a los santos y a las cruces, pues se negaban a cooperar. Entonces Reyes vio en esto la intervenci­ón divina y me dijo: ‘¡Es que no quiere que cometas ese sacrilegio!’; le pregunté que quién, y me respondió ‘¡Dios!’. No dudé en contestarl­e: ‘¿Tú crees que Dios está pendiente de lo que hacen los grabadores?’. Finalmente le pedí que dejara estas placas un poco más de tiempo en el ácido, y fue así como se logró grabar esas imágenes (una de ellas fue la portada del libro de Monsiváis)”.

Narra esta anécdota de manera jocosa el artista, quien cuenta con una sólida formación gráfica que le dio haber estudiado con Arturo García Bustos.

En entrevista con MILENIO, Toledo dice que algunos de estos grabados realizados en los talleres de Mario Reyes, en Ciudad de México de 1968 a 1999, se expondrán junto con los trabajos que elaboró en Oaxaca desde entonces y hasta este año, en Gráfica una muestra retrospect­iva de su obra, que se inaugurará mañana en el Museo Taller Erasto Cortés (Mutec) de la ciudad de Puebla.

La exposición, integrada por unas 250 obras, presenta las pruebas de estado, donde se puede apreciar sus indecision­es, búsquedas de color, así como la primera impresión del dibujo, que en conjunto dan cuenta de que la edición final no tiene mucho que ver con las pruebas que se realizan durante el proceso de impresión. “Es una exposición con un fondo que acaba de adquirir nuestra asociación civil para, en el futuro, dárselo a la Colección del INBA. Es un acervo que tuvo el impresor Mario Reyes en sus manos y que fue formando en los años que trabajamos. Es una buena muestra para los jóvenes que estudian grabado, para que vean cómo puede estar cambiando hasta que la placa desaparece, por lo que no conocemos los La muestra es una retrospect­iva que incluye obras desde 1968 y hasta este año pasos que se dan antes de llegar a la prueba definitiva”. ¿Qué sensación tuvo al ver nuevamente esas placas? En realidad no recordaba muchos de esos trabajos, fue una sorpresa. Quiero decir que hubo dos intermedia­rios para obtener esas placas: Cándida Fernández y Ana Diego, de Fomento Cultural Banamex, quienes investigar­on para hacer los libros que editó este último y emprendier­on la búsqueda de los talleres donde colaboré. Fue así como dieron con el Taller de Mario Reyes que se instaló en Yucatán. Tuve contacto con su viuda, platiqué con ella y fue así como pudimos hacer un intercambi­o para que el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), tuviera esas pruebas… Fue asombroso darme cuenta de todo lo que he trabajado. ¿Cuál es el trabajo que ha realizado en el taller de Fernando Sandoval y que presentará en Puebla? Él es un grabador que se formó en Guadalajar­a y llegó a instalarse a Oaxaca. No recuerdo cómo llegué a su taller, pero hemos hecho una gran amistad. Nos entendemos muy bien, e incluso últimament­e, cuando me da un poco de flojera llegar a su taller, desde mi casa, por teléfono, le digo lo que tiene qué hacer. “Lo que se verá en Puebla es la serie que realicé en su taller, basada en los temblores de septiembre del año pasado en Juchitán. Estos grabados los hicimos porque la tierra es un ser vivo que se mueve en el mundo de los zapotecos; los representé como un lagarto —al menos así se me vino a la cabeza—, uno que se mueve y que tira casas provocando que la gente caiga y muera. Por eso hay muchas imágenes de hombres y mujeres lagarto. Los hice para venderlos y contribuir a la reconstruc­ción de Juchitán, que va lenta” (ver la nota en MILENIO, 16/09/2017).

El Museo Taller Erasto Cortés está en avenida 7 Oriente, número 4, en el Centro Histórico de Puebla. M

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Hizo grabados para venderlos y contribuir a la reconstruc­ción de Oaxaca.

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