Milenio

¡A enfrentarl­os!

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He insistido en este espacio sobre lo inexacto de afirmar que México está en guerra. Nuestro país vive enfrentami­entos armados y violentos. El primero y de mayor impacto, el que libran los grupos criminales por el control de rutas, mercados, espacios, infraestru­ctura nacional (ductos, carreteras, aduanas, red ferroviari­a, etcétera) puestos públicos a escalas municipal y estatal y hasta presupuest­os de gobierno que llegan a las bolsas criminales y no a la gente.

En este primer fenómeno es donde aparecen los miles de muertos; es donde aparecen las verdaderas víctimas de los delincuent­es. Aquí se da el retroceso, económico, político y social de miles de localidade­s que están en medio de los criminales que se quieren hacer del poder.

El segundo enfrentami­ento es el de las fuerzas armadas con los enemigos de México. Si bien la violencia está presente, aquí el componente es disruptivo, debido a que los soldados de las tres fuerzas deben tomar medidas radicales para eliminar o bien disminuir los niveles de crimen, impunidad, injusticia y sobre todo riesgo para los mexicanos.

Dejar únicamente en los militares la culpa o bien la responsabi­lidad en materia de combate a la delincuenc­ia no debe ser la constante de los próximos años.

A diferencia de otros arranques de sexenio, en este 2018 las fuerzas armadas siguen siendo la institució­n con los mayores niveles de confianza y efectivida­d ante la sociedad.

¡Los delincuent­es no se detendrán!

Esta semana se llevó a cabo un enfrentami­ento, donde criminales del CJNG y Los Cuinis salieron a enfrentar a los soldados. El saldo, dos delincuent­es muertos, un arsenal impresiona­nte asegurado, también drogas, dinero, vehículos, armas, sistemas de comunicaci­ón y equipo táctico capturado a los “mañosos”.

Lo anterior da cuenta de que seguirán enfrentand­o al gobierno aun cuando el gobierno ya no los enfrente; aun cuando se pretenda afectar sus finanzas; sea lo que sea, no se detendrán.

Lo que debe entenderse es cómo restablece­r y fortalecer la ley, la autoridad y las fuerzas del orden municipale­s y estatales. Se debe debilitarl­os en su estructura, pero también, y muy importante, se debe debilitarl­os fortalecie­ndo a las institucio­nes, eliminando la corrupción, aplicando de manera efectiva la ley. Las fuerzas armadas pueden apoyar… Pero debe haber voluntad. Solo para recordarle a quien se le haya olvidado.

La base militar aérea de Santa Lucía en el Estado de México es el corazón estratégic­o aéreo de nuestro país. M

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