Milenio

ENAMORADO DE NUEVO DEL BOXEO

El británico Tyson Fury sabe lo que es levantarse de la lona donde lo tenía la depresión; tres años después, emprendió el camino de vuelta a la cima Podría poner a todos mis oponentes en un ring y pelearles, pero este monstruo será la más dura de mi vida“

- Érika Montoya/Ciudad de México IAN THORPE ÓSCAR DE LA HOYA

agosto de 2018

En diciembre de 2015, el inglés Tyson Fury tenía todo lo que puede soñar un boxeador. Campeón del mundo, dinero, fama y calidad de invicto, pero aun así fantaseaba con la posibilida­d de irse a dormir y no volver a abrir los ojos nunca más.

A pesar de haber conquistad­o la más grande victoria de su carrera, al acabar con el reinado de una década de Wladimir Klitschko, Fury pasaba los días bebiendo y consumiend­o cocaína para adormecer ese cuerpo de dos metros de estatura y 115 kilos de peso.

“Estaba en el peor lugar a donde alguien puede parar“, dijo en su momento el peleador que tuvo que vivir eso a los 29 años de edad y que ahora utiliza su ejemplo para crear conciencia sobre las enfermedad­es mentales.

“Hay mucha gente allá fuera sufriendo problemas de salud mental que piensan que sus días son negros, pero la vida puede mejorar y comenzarán a disfrutar poco a poco las cosas otra vez“, abundó.

El peleador, que salió de una comunidad de gitanos en Inglaterra, sabía que algo estaba mal y que no podía controlarl­o. Lo gritó y pocos prestaron atención al hecho de que dijera “si gano, me volvería loco“. Pasado un mes la montaña rusa de emociones fue demasiado y empezó el descontrol que lo llevó a quitarse los guantes para pelear por su vida.

El camino no fue sencillo y ahora, tres años después, sigue luchando para acabar con las secuelas que dejó “ese monstruo“que le arrebató la oportunida­d de disfrutar al máximo el fruto de años de trabajo dentro del gimnasio. Incluso durante ese tiempo tuvo que pelear por rebajar los poco más de 40 kilos que ganó tras sufrir periodos de ansiedad que intentó calmar comiendo, bebiendo o aspirando líneas de cocaína tras perder sobre el escritorio, uno a uno, los tres cinturones que había conquistad­o.

“No podría señalar lo que me causó la depresión“, admitió en una entrevista que concedió a la revista Rolling Stone. “Era rico, exitoso, joven, saludable, tenía a mi familia, fama, todo lo que un hombre puede soñar, pero aún así sentía que no valía la pena“.

Con apoyo del ex campeón mundial

Es como si algo te aplastara. Hay días en los que simplement­e no te puedes salir de la cama. Asusta mucho“ Ex nadador australian­o Ex boxeador mexicoamer­icano

Ricky Hatton, Fury comenzó a unir los pedazos que quedaban de su carrera y entrenando bajo las órdenes de Ben Davison, un preparador desconocid­o a nivel internacio­nal hasta que se hizo cargo de la esquina del Rey de los Gitanos, comenzó a rebajar el excedente de peso y a planear lo que sería su regreso a la cima de donde siente que fue sacado de manera abrupta y dolorosa.

“Traté de matarme en varias ocasiones. Salía por las noches al bar y al llegar a casa me sentaba a llorar histéricam­ente con un cuchillo entre las manos. Sé lo que se siente y sé con lo que Tyson ha pasado para llegar a este momento. Se debería hacer mucho más por ayudar a los boxeadores y atletas, que no pasen cosas así. Tyson ha sido muy valiente hasta ahora y va saliendo adelante”, declaró al Dialy Mail el ex peleador que logró conquistar el campeonato superliger­o mundial, pero cayó en depresión tras retirarse después de caer por nocaut ante Manny Pacquiao en 2009.

Fury está a las puertas de su segundo encuentro desde su regreso y no ha perdido oportunida­d de tocar el tema de la salud mental y de dejar claro que todo lo que l f q p p a A a t l e n y l e m y v L a

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A pesar de los problemas, Tyson Fury
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Fury en su última conferenci­a
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