Milenio

Los cambios del Vaquero

Íker Franco ha vuelto a la LMB, ahora en el equipo que fue su rival 14 años Empecé cachando durante algunos partidos y eso me dio confianza para seguir jugando”

- Miguel Boada Nájera/ Ciudad de México ÍKER FRANCO

En enero de 2018, Íker Franco se despidió de los aficionado­s de Tigres. El Vaquero ya no entraba en los planes de los felinos y así se cerró una historia de 14 temporadas con esta escuadra. El legado estaba escrito, pero todavía tenía planes de seguir aportando dentro del diamante, el objetivo era buscar el lugar donde le dieran la oportunida­d, pero primero, tenía que saber si su cuerpo estaba de acuerdo.

Llegó la organizaci­ón de Guerreros de Oaxaca para abrirle la puerta, al hacerle una invitación para la pretempora­da, pero no se pudo integrar del todo porque llegó una dolencia en el codo derecho, teniéndose que someter a una operación, pero se recuperó y quiso conocer qué era capaz de hacer, así llegó a Marineros de Ensenada, equipo de la Liga Norte de México, para encontrar respuestas.

“Lo primero que tenía en mente era rehabilita­rme”, explicó Franco, mientras terminaba la práctica de bateo previo a uno de los juegos de Diablos Rojos frente a Tigres de Quintana Roo.

“Quería ver si era capaz de jugar bien, de cachar algunos partidos con buen nivel, porque no estaba al 100 por ciento cuando llegué, era una prueba grande para lo que me dijera mi cuerpo, empecé cachando y eso me dio confianza”.

Pasaron los encuentros y su recuperaci­ón fue tal, que terminó como líder de bateo en Marineros en la primera vuelta de la campaña con .375, sabía que su cuerpo le daba luz verde para seguir dentro del terreno a buen nivel; solo faltaba que tocaran a su puerta para regresar a la LMB.

“Mi meta era estar físicament­e bien para tener la oportunida­d de volver a esta Liga, ya fuera con Diablos Rojos o con Guerreros, es lo que tenía como objetivo”.

El Vaquero enfrentó un momento importante en los primeros meses de este 2018 por haber salido de la organizaci­ón con la que debutó en 1999, antes de probarse en las Ligas Menores en Estados Unidos, y con la que jugó 14 temporadas, siendo campeón en cuatro ocasiones.

Después, su cuerpo le mandó algunos mensajes con la lesión

Al pasar la rehabilita­ción y volver a jugar me di cuenta que puedo seguir aportando” Esta etapa que vivo la estoy disfrutand­o mucho porque mi cuerpo está respondien­do” Catcher de Diablos Rojos

en el codo, prueba que también superó y regresó a la Liga Mexicana cuando Diablos Rojos lo integró al roster para la segunda temporada.

Cinco meses después, sus perspectiv­as han cambiado y mira al futuro, poniéndose incluso como meta jugar hasta 2020.

“Al pasar la rehabilita­ción y volver a jugar me di cuenta que puedo aportar y es lo que me motiva, aquí tengo la oportunida­d de no solo jugar y ayudar, sino platicar con los otros catchers y colaborar con ellos. Esto me tiene motivado y por la forma en la que ha respondido mi cuerpo, todavía puedo jugar dos años más”, confesó el peloterp nacido en Ensenada, Baja California.

Una de las razones por las que, a pesar de haber tenido varias lesiones, cree que puede rendir y aportar dentro del terreno, es que le ayudó a su cuerpo para tener esta oportunida­d, al enfocarse en un aspecto que descuidó por años, la alimentaci­ón.

“Me siento más fuerte que en otros años y me ha ayudado mucho que perdí algo de peso”, detalló. “Hubo un cambio en la forma en que me alimentaba, antes comía muy mal, me malpasaba, no comía bien durante el día y solo hacía fuerte la cena, ahora hago las tres comidas del día y entre ellas busco alguna fruta”.

Íker tiene 37 años y 974 juegos en la LMB, una carga que podría dejar de lado su intención de continuar, pero la forma en que ha reaccionad­o a los cambios recientes, le ha inyectado motivación en un nuevo equipo con el que ha jugado en 16 encuentros, con 10 hits y cinco anotadas y el mismo número de carreras producidas.

“La etapa que estoy viviendo la disfruto porque mi cuerpo está respondien­do de una forma diferente y también porque sigo aprendiend­o, me gusta acercarme a los coaches para escuchar lo que dicen y, a la vez, tener contacto con mis compañeros”, sentenció. “Ese pequeño cambio en la forma de comer me ayudó porque me siento con más energía”.

El Vaquero llegó a Diablos Rojos para ser un factor y esta semana le tocó vivir una experienci­a que en casi 500 partidos en la LMB nunca había vivido: tener como rival a Tigres.

Esta semana, los pingos recibieron a los felinos e Íker fue titular en el segundo duelo de la doble cartelera, teniendo un turno en el que negoció un pasaporte y anotó la quinta carrera del equipo, cuando llegó al plato en la cuarta entrada.

“Es una bendición vestir dos de las camisolas más importante­s del beisbol en México, busco agarrarle cariño al color rojo que es el lugar en el que estoy, y sí, quería ganarle a Tigres”. Íker Franco comenzó su carrera en la temporada de 1999, cuando tuvo la oportunida­d de jugar en 19 encuentros con los Tigres capitalino­s, después vino una combinació­n de campañas en las que estuvo en LMB y en las sucursales de Tampa Bay, Atlanta y San Luis, para que a partir de 2008 siguiera su carrera con los felinos. En la segunda mini temporada del 2018 llegó a los Diablos Rojos como refuerzo; estas son las estadístic­as que tiene con cada escuadra: Tigres Diablos 14 1 958 16 3,075 34 391 5 828 10 112 0 531 5 388 5 552 9 .269 .294

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Íker Franco, ahora con la franela escarlata
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El catcher también ha lucido al bat
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