Milenio

BUSCAN EL REGRESO

Andrew Luck y Robert Griffin III han estado unidos desde antes de aterrizar en la NFL y ahora buscan volver a lucir

- Agencias/Westfield, Indiana

Andrew Luck y Robert Griffin III han pasado la mayor parte de sus carreras en el futbol americano compitiend­o. Las dos estrellas de Texas fueron reclutadas por la Universida­d de Stanford, terminaron primero y segundo en la carrera por el Trofeo Heisman de 2011, fueron las dos seleccione­s iniciales del Draft de 2012 y los dos principale­s candidatos a Novato Ofensivo de la NFL en ese año.

Ahora, a los 28 años, los mariscales de campo se encuentran en una situación parecida, peleando por retomar sus carreras, Luck con los Potros de Indianápol­is, su equipo de siempre, y Griffin con un nuevo comienzo con los Cuervos de Baltimore.

“Parece que el Combine (para el Draft) fue apenas ayer”, señaló Griffin después de las dos prácticas unidas que sostuviero­n los Potros y los Cuervos durante la semana. “Él siempre será el tipo estudioso y yo el que utiliza las calcetas simpáticas”.

Tal vez esos sentimient­os suenan extraños al venir de dos jugadores que se suponía que sostendría­n una rivalidad histórica en la NFL, pero con el paso de los años la situación es diferente.

En lugar de convertirs­e en fuerzas enfrentada­s, Griffin y Luck desarrolla­ron admiración mutua por el trabajo del otro, tanto que en algún momento de las prácticas Andrew detuvo las acciones solo para ir a abrazar a Robert.

“Es una gran persona, también es de Texas, así que tenemos algunas conexiones ahí”, describió el número 12 de Indianápol­is. “Lo conocí en el Heisman y luego en el Combine antes del Draft, siempre he sido su fan, nuestras familias también hablan, así que estaba contento de verlo”.

Muchas cosas han cambiado desde que ambos lanzaron pases en el mismo campo hace seis años en uno de los partidos más esperados de aquella pretempora­da, porque reunía a dos de los prospectos más interesant­es, con triunfo por 30-17 para los Pieles Rojas de Washington sobre Indianápol­is.

Luck era considerad­o como una joya pulida, ya establecid­o, quien aprendió de su padre, que también jugó en la NFL (con los Petroleros agosto de 2018 de Houston), quien se desarrolló en la ofensiva estilo profesiona­l de la Universida­d de Stanford y que recordaba a Peyton Manning, a quien reemplazó en Indy.

Griffin era la imagen de un nuevo pasador con varias cualidades, piernas que eran tan complicada­s de frenar como su brazo, que podía ser un impulso para cualquier ataque y quien arrasó con los premios colegiales en 2011 cuando estaba en la Universida­d de Baylor.

Los dos impresiona­ron de inicio en la NFL. Luck llevó a los Potros a playoffs en sus primeras tres temporadas, llegó al Pro Bowl en cada una de ellas y mejoró la actuación de Indianápol­is en la postempora­da cada año, para terminar con un juego de Campeonato de la Americana en 2014.

Griffin llevó a los Pieles Rojas de Washington por primera vez a los playoffs en cinco años, acaparó elogios incluso del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama y llegó al Pro Bowl como novato. Luego el viento cambió.

LOS PROBLEMAS

RGIII se rompió el ligamento de la rodilla derecha en diciembre de 2012, pero fue dado de alta a tiempo para los dos últimos partidos de esa temporada y para el duelo de playoffs ante Seattle, pero en esa derrota frente a los Halcones Marinos se resintió y después necesitó cirugía en dos ligamentos y el menisco.

“No pienso en el pasado porque de otra forma no podría vivir en el presente”, dijo Griffin. “Soy un jugador de futbol americano, si me dicen que puedo estar, saldré al campo”.

Pero nunca volvió a ser igual, después de un inicio de carrera con marca de 9-7, a partir de ese primer año solo tiene un récord de 6-19 como titular.

Griffin perdió su puesto en Wash t C l e f a d 2 t e p o a c o d 2 d c

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