Retrato de una líder
Días antes de que se promulgase la Reforma Educativa (RE), (25 de febrero de 2013), y dentro de la llamada resistencia pacífica del SNTE acordada el 21 de diciembre, la profesora Gordillo ensaya, posiblemente como último recurso, un acercamiento con la conducción política de aquella. Así afirma: “estamos con el presidente de la República en el esfuerzo de modernización educativa, no estamos con el Congreso en la palabra permanencia” (11 de febrero).
La profesora había convertido esa palabra, permanencia, en el leitmotiv de su oposición. Por más que los signantes del Pacto por México, así como el propio presidente y el secretario de Educación Pública, hubiesen dicho que la RE no se asimilaba con despido o rescisión laboral. La causa de la líder sindical para que dicha palabra se retirase en el momento en que se discutiesen las leyes secundarias, era también un recurso para no quedar atrás de la CNTE, cuyo movimiento estaba inspirado, básicamente, en que dicho peligro era considerado inminente (al relacionarlo con los efectos adversos en la evaluación de los profesores).
El 25 de febrero, y seguramente sin una respuesta, por parte del Gobierno, la profesora deja caer una bomba política y mediática: “el SNTE manifiesta su preocupación por la ignorancia del secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, respecto al sistema educativo”. Su actitud no era nueva, ya la había empleado antes con singular éxito. Primero, al argumentar que no aceptaría el nombramiento para dicho puesto de Juan Carlos Romero Hicks (ex gobernador de Guanajuato y ex rector de su Universidad), en los días previos al sexenio del presidente Calderón. Luego, para aplicarle el mismo calificativo en varias ocasiones a la titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, hasta que consiguió su ‘renuncia’ (como muestra, uno de ellos: “. . . es una ignorante en materia de educación, insensible, doctrinaria y ha politizado a la SEP”, El Universal, 23 de julio de 2007).
Quedará en la especulación si aquella frase dirigida al secretario Chuayffet fue la gota que derramó el vaso, o si el Consejo Nacional del SNTE (mismo que iniciaba el 27 de febrero en Guadalajara) se aprestaba a lanzar una ofensiva contra la Reforma, como argumentaron varios analistas. No sería la primera vez que la dirigencia del gremio magisterial introdujera a última hora puntos que la agenda inicial no contemplaba.
El Consejo de Guadalajara se lleva adelante en los días en que estaba el escándalo mediático por la aprehensión de la maestra, no dándose reacción alguna que supusiera una defensa en torno a su presidenta. De manera muy parecida a lo ocurrido 24 años atrás, cuando el gobierno depuso al profesor Jongitud como líder moral, muy pocos miembros del SNTE deploraron los acontecimientos. El secretario general de esa organización, Juan Díaz, continuó al frente de ella.
Ahora, dos semanas después de su liberación definitiva, la maestra ha emitido un mensaje que se resume en una frase y en una gestualidad categórica: “recuperé la libertad y la reforma educativa se ha derrumbado”. Califica lo acontecido en el SNTE, desde aquél 26 de febrero de cinco años atrás, en que fue apresada en el aeropuerto de Toluca, como una traición que llevó a la organización gremial a la autodestrucción con las conductas abyectas que practicó su actual dirigencia. Frente al gobierno que la humilló, según expresa, se asume como “un chivo expiatorio al que se le culpó de todo”, siendo sometida a “persecución política, acoso e injusticia”. Aún le alcanzó el aliento para hacer un diagnóstico: “la educación que tenemos no responde al tiempo que vivimos”.
Genio y figura, la maestra Elba Esther está de vuelta.
Pilón: “Por una de esas cosas tan absurdas de la vida….”, recordando a Consuelito Velázquez, mi texto de la semana pasada era sólo un borrador. La versión final se quedó en espera de un mejor mensajero. Aunque los errores eran de dedo, menores, el último párrafo sí hacía diferencia. Aquí se incluye para desfacer el entuerto. En suma: antes de echar abajo todo (la RE), se vuelve imprescindible distinguir lo propiamente educativo de lo no educativo de la RE. Si no se procede así, separando las cosas, sólo se estaría “tirando al niño con todo y agua sucia”.