Murió John McCain, el republicano rebelde
Prisionero en la guerra de Vietnam, candidato presidencial, legislador y adversario abierto de Trump, el senador falleció ayer de cáncer a los 81 años
El senador John McCain, que enfrentó a sus captores en un campo de prisioneros de guerra en Vietnam y luego mantuvo su espíritu rebelde en una carrera política de 35 años que lo llevó al Congreso y a la candidatura presidencial republicana, murió este sábado después de padecer cáncer de cerebro durante más de un año. Tenía 81 años. “El senador John Sidney McCain III murió a las 4:28 pm del 25 de agosto de 2018. A su muerte estuvieron junto al senador su esposa Cindy y su familia”, informó su despacho en un comunicado, que agregó que “sirvió lealmente a Estados Unidos durante 60 años”.
McCain fue una voz intrépida y franca hasta el final, inquebrantable en la defensa de los valores democráticos y sin vacilar en sus críticas al presidente Donald Trump, su correligionario republicano.
En 1967, su avión fue derribado cuando realizaba una misión de bombardeo sobre Vietnam China denunció las declaraciones “irresponsables” del presidente estadunidense, Donald Trump, quien justificó la cancelación del viaje a Corea del Norte de su secretario de Estado, Mike Pompeo, por la falta de cooperación de Pekín en la desnuclearización de Pionyang.
“Las declaraciones estadunidenses no corresponden con la realidad y son irresponsables. Estamos muy preocupados y hemos protestado de manera solemne ante Estados Unidos”, indicó en un comunicado Lu Kang, portavoz de la cancillería china.
Trump canceló el viernes la cuarta visita de Mike Pompeo a Corea del Norte, prevista para la próxima del Norte. Gravemente herido, pasó más de cinco años como prisionero de guerra.
Fue elegido a la Cámara de Representantes en 1982 y al Senado en 1986. Impulsó reformas a las leyes de financiamiento de campaña y esfuerzos para descubrir la suerte de los desaparecidos en Vietnam.
Fue elegido seis veces senador por Arizona, pero fracasó en sus dos intentos por llegar a la Casa Blanca.
Una búsqueda por la candidatura republicana en 2000 duró poco. semana al remarcar su frustración ante la ausencia de avances en la desnuclearización, y culpó de este punto muerto a Pekín, en un contexto de guerra comercial.
En la mesa de negociaciones se consideró que la presión china era crucial para impulsar a Pionyang. Trump pidió así “no ir a Corea del Norte en este momento” a Pompeo, Pekín y Washington intentan actualmente volver a entablar el diálogo sobre su conflicto comercial, pero acaban de imponerse de manera mutua derechos de aduana sobre miles de millones de dólares en mercancías. Ocho años después, la ganó, pero sería derrotado por el demócrata Barack Obama. En esa contienda eligió compañera de fórmula a una ignota gobernadora de Alaska, la conservadora Sarah Palin, quien fue proyectada a los planos nacionales.
McCain regresó al Senado resuelto a no permitir que lo definiera una campaña fallida en que se marchitaron sus laureles de rebelde. Siempre luchó enérgicamente por sus ideas y replicó con fuerza a sus detractores, Trump entre los primeros.
Ante la pregunta sobre cómo quería ser recordado, McCain respondió: “Como alguien que hizo un gran aporte a la defensa de la nación”.
Un voto suyo hacia el final de su carrera, en 2017, pasará a la historia: con su decisivo “no” a la derogación de la ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), McCain fue el insólito salvador de la mayor hazaña legislativa de Obama.
Fue la coronación de su carrera, ya que para entonces le había sido diagnosticado un agresivo cáncer cerebral. Poco después, regresó a Arizona a recibir el tratamiento.
Lejos de pasar sus últimos meses en silencio, desde su hogar en Hidden Valley atacó con frecuencia a Trump.
Se opuso a su designada para directora de la CIA debido a que había supervisado el empleo de tortura; fustigó al presidente por su actuación en una cumbre internacional en la que se malquistó con los aliados; calificó su política inmigratoria de tolerancia cero de “afrenta a la decencia del pueblo estadunidense” y denunció la cumbre Trump-Putin en Helsinki como un “error trágico” y “uno de los desempeños más vergonzosos de un presidente estadunidense que se recuerde”.
En octubre de 2017, McCain formuló una crítica furibunda a la política exterior de “Estados Unidos primero” calificándola de “nacionalismo mediocre y espurio tramado por personas que prefieren encontrar chivos emisarios en lugar de resolver problemas”.
Inmediatamente de anunciada la muerte de McCain, empezaron a surgir reacciones a su memoria. “John y yo somos de diferentes generaciones, tenemos orígenes completamente diferentes, y nos hemos enfrentado al más alto nivel de la política”, dijo Obama. “Pero compartimos, pese a nuestras diferencias, una fidelidad a algo más elevado, los ideales por los que varias generaciones de estadunidense y de inmigrantes lucharon y se sacrificaron”, agregó.
Trump tuiteó por su parte: “Mis condolencias y mis respetos más sinceros a la familia del senador McCain. Nuestros corazones y nuestras plegarias están con ustedes”.
Líderes políticos tanto republicanos como demócratas, así como los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush, también lamentaron su muerte.
Desde julio de 2017, McCain recibió tratamiento por glioblastoma, una forma muy agresiva de cáncer con una muy baja tasa de supervivencia.
Ese mismo cáncer se llevó en 2009 a otro gigante de la política estadunidense, el senador demócrata Ted Kennedy.
El viernes, la familia de McCain anunció su decisión de suspender el tratamiento ante el avance inexorable de la enfermedad. “Desde hace un año, John superó las esperanzas de sobrevida”, escribió su familia en el comunicado. “Pero los progresos de la enfermedad y el envejecimiento inexorable han dado su veredicto. Con su habitual determinación, él decidió poner fin en lo sucesivo a su tratamiento médico”, agregaron sus familiares.
McCain falleció cuatro días antes del que habría sido su 82 cumpleaños. m