Neuman explora el patrón en víctimas de catástrofes
Reúne voces de supervivientes a distintos hechos trágicos
El origen de Fractura, la más reciente novela del escritor argentino Andrés Neuman, es un asunto real: Tsutomu Yamaguchi es uno de los sobrevivientes al lanzamiento de las dos bombas atómicas en Japón: “Tuvo la extraña puntería de estar el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima y sobrevivir; de ser uno de los primeros en tomar el tren que conectaba Hiroshima con Nagasaki y llegar a tiempo para vivir la otra bomba y sobrevivir también a ella, y no contento con ello, vivir casi 100 años. “Eso ya lo convierte en un personaje fantástico, casi irreal”, cuenta el escritor, pero más allá del hecho mismo, estaba intrigado en cuál podía ser su relación con la mortalidad, “si sentía más cerca o más lejos la muerte que nosotros, si vivió más consciente que nadie la fragilidad del todo o si, por el contrario, sintió que había perdido tantas cosas, que también había llegado a perder la muerte”.
Si bien el personaje es el protagonista de la novela, aunque con otro nombre, e incluso hizo el seguimiento de su vida entera, su interés estaba centrado en los cambios de opinión y de puntos de vista sobre qué hacer con las propias cicatrices, con el propio pasado, “porque es verdad que, en un primer momento, él niega sus heridas y trata de empezar de nuevo, también es cierto que conforme pasan los años, él se topa cada vez más con su pasado”.
Y es que aun cuando hay quienes piensan que Fractura es una reflexión de Andrés Neuman en torno a los problemas de la energía atómica, en realidad se propuso estudiar los testimonios de los supervivientes de distintas catástrofes en sus respectivos países, “para ver si había algo en común, si había una especie de paradigma humano de cómo recuerda u olvida una víctima. “A veces, de forma condescendiente y paternalista, pretendemos darle la voz a la víctima, pero no siempre se reconoce como tal. Las víctimas de las bombas atómicas hablaron, dejaron testimonios conmovedores, escribieron libros, y son la memoria viviente de aquello, pero muchas querían que las dejasen en paz, no deseaban ser instrumentos de representación de un colectivo, mucho menos que su identidad fuese reducida a eso: no querían ser, para siempre, víctimas”, dice el autor.
Ganador del Premio Alfaguara de Novela, con El viajero del siglo, Andrés Neuman reconoce que comenzó esta escritura de con una idea particular, pero como sucede con el arte en general, al investigar ciertos asuntos se termina por encontrar otros. Neuman presentó su libro ayer en la librería Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo, en compañía del también escritor Jorge Volpi. m