5 DERROTAS
tienen al Atlas en el fondo de la tabla; ha caído con América (3-0), Pumas (3-0), Morelia (10), Puebla (2-0) y Chivas (1-0).
Ese libro, publicado por Ferran Soriano que compartí en los despachos del Club América y trajo al catalán como asesor de las Águilas, tiene un título que parece ser todo lo opuesto a la mala racha que vive el Atlas.
El conjunto rojinegro parece traerla chueca con solo dos empates, una cifra increíble de cero goles, ocho postes y dos penales fallados.
Nada más no la meten y la afición y los medios ya empiezan con el primitivo y sanguinario “¡que se vayan todos!”.
Ese instinto arcaico de ver correr sangre que prevalecía en el circo romano o la Santa Inquisición sigue muy vigente en el futbol y sobre todo el mexicano. La cruel postura ignora que muchas familias dependen del trabajo que realizan los empleados de todas las áreas de un club; además, demuestra ignorancia en pretender que alguien le entre al quite con la millonaria inversión que requiere un equipo de futbol de la Primera División.
A duras penas hay suficientes equipos y dueños, aún con multipropiedad, para completar las plazas de la Liga Mx. Imagínense si los empresarios que le entran a esta arriesgada aventura empresarial se rindieran a la primera.
Atlas es de los clubes serios en México. Paga a tiempo, invierte, tiene una comercialización y comunicación profesional, además de acciones sociales como el emotivo momento que lograron recientemente para que aficionados daltónicos vieran los colores rojinegros.
En el futbol es fácil perder de vista lo más evidente. Para que uno gane, otro tiene que perder. Los que ganan o pierden son los once de la cancha y aunque esos jugadores y su técnico fueron puestos por la directiva, en el estadio Jalisco responden a un corporativo exigente que no permitiría que un representante se apodere del club (como sucede en otros equipos con varios años sin título de Liga).
Esa sequía de campeonatos rojinegros que ya abarca 67 años persigue a un equipo que se ha vuelto entrañable; quizá el modelo sea el Atlético de Madrid, equipo que pasó de ser el Pupas a constante finalista europeo y vigente campeón de la Supercopa de Europa.
Ayer, jugaron en Copa Mx dos equipos que están primero y último en posiciones en la Liga Mx y que, gracias a ello, viven momentos radicalmente opuestos; mientras en La Noria todo es alegría e ilusión con su retorno al estadio Azteca, en el Jalisco hay un clamor por sangre que parece olvidar que la televisora del Ajusco llegó a inyectar capital y profesionalizar una institución al borde de la quiebra.
El libro de Soriano aborda que la profesionalización termina por dar resultados y seguramente estos vendrán pronto en el Jalisco.