Algunas delegaciones hablaban de una retirada estratégica, luego del mensaje”
preguntar al gobierno que si no le gustan esas propuestas, están dispuestos a discutir otras, pero solo hubo silencio.
Luis González de Alba, entonces integrante del CNH, recuerda en su libro Los días y los años la atmósfera social, a parte de las golpizas, las detenciones, los ataques y el acoso a planteles de la UNAM y del IPN, “las carreteras eran vigiladas por el Ejército para impedir que llegue la ayuda de provincia”.
Sin embargo, el movimiento contaba con el respaldo en provincia. El entonces vicepresidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa, Rito Terán, recuerda cómo los jóvenes leyeron las advertencias lanzadas en el Informe presidencial por Díaz Ordaz.
“Lo leímos como una ratificación de una vocación represiva y autoritaria que era la imagen que habíamos percibido de Díaz Ordaz, de Luis Echeverría y del consejero, Porfirio Muñoz Ledo, por cierto, sentimos que esas declaraciones reflejaban a un gobierno incapaz de dialogar y con una alta carga de paranoia”.
Entrevistado afuera de la preparatoria 2 de la UNAM, donde imparte clases, asegura que Díaz Ordaz hizo “planteamientos que no tienen asidero en la realidad y en lugar de atender causas del movimiento se dedicó a intentar distorsionar y golpear”.
González de Alba describe lo que se vivió al interior del CNH, luego del Informe del Presidente, “algunas delegaciones hablaban de una retirada estratégica. Toda la primera semana de septiembre, mientras la situación exigía directivas precisas que orientaran a los estudiantes y a toda la población, el consejo se perdió en largas sesiones inútiles”.
En entrevista aparte, otro miembro del CNH, Gilberto Guevara Niebla, detalla las reuniones: “Comenzaba a polarizarse, había grupos de estudiantes marxistas-revolucionarios que planteaban que la solución de las demandas no tenía importancia... estos radicales revolucionarios en vez de empujar para una solución del pliego pedían ir al pueblo y lograr una revolución armada.
“Otros líderes estudiantiles exigíamos la solución: si estamos en este movimiento es por la solución a estos seis puntos... lo que buscábamos era una solución pacífica, de momentos fuimos perdiendo mayoría, de momentos...”.
El ambiente en torno al CNH era difícil. El brigadista en 1968 de la Escuela Superior de Física Matemáticas del IPN, Severiano Sánchez Gutiérrez, cuenta: “En la asamblea se anunciaba una reunión importante y era necesario cuidar la seguridad de los representantes, se formaban comisiones, se hacía un rondín con vehículo alrededor de la escuela y se ponía vigilancia a la entrada del auditorio”.
No era para menos. El Informe presidencial marcó la ruta. m