El pensamiento de Kafka, en ópera contemporánea
Fragmentos de Kafka es una ópera inusual donde participan dos intérpretes: una soprano y un violinista. Música contemporánea del húngaro György Kurtág, desarrollada a partir de los textos íntimos de los diarios y cartas del autor de La metamorfosis y El proceso.
Técnicamente es una de las obras más complejas y difíciles de interpretar. Poder dar las notas en el tiempo y la afinación que marca la partitura requiere de mucha precisión. De repente uno se encuentra con cambios de tono y ritmo. Se requiere de mucha concentración y de un trabajo muy minucioso para lograr el acoplamiento de los ejecutantes.
Ópera dividida en 40 secciones, algunas de ellas de 35 segundos de duración y otras más extensas que llegan a los seis minutos. Arropada con multimedia. Para Jaime Matarredona, quien realiza la puesta en escena, diseño de vestuario, escenografía e iluminación, la obra no tiene un sentido narrativo por sí misma, el hilo conductor se va construyendo a partir de pensamientos, cartas y otros recursos visuales y escénicos que permiten contar una historia y ubicarla en un cierto lugar.
“El violinista es un poco el carcelero, el compañero, el alter ego. La música del violín va dando la línea de lo que a ella le va sucediendo y de aquello que reflexiona durante su encierro”, indica el director.
La soprano Irasema Terrazas se verá mucho más libre y desprendida de la música, lo que le permitirá jugar escénicamente, y el violinista Humberto López, clave en los contrapuntos y en los glissandos reflexivos, dará mayor fuerza a los pensamientos de Irasema.
Fragmentos de Kafka se presen- Escena Verano UNAM 2018, hoy y mañana en el Auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) a las 13:00 horas. m