ARMANDO LA POSTURA
Acuéstate boca abajo con los brazos a los lados del cuerpo y las palmas hacia arriba. Exhalar y flexionar las rodillas, de manera que los talones estén cerca de los glúteos. Estirar los brazos hacia atrás y arriba hasta alcanzar los tobillos con las manos, sujetándolos firmemente (no sujetes los pies por el empeine o los dedos). Mantén los pies y las rodillas con la separación natural de tus caderas durante la ejecución de la postura. Inhalar, y con fuerza levantar las rodillas del suelo, llevando los pies hacia arriba, hacia el techo, alejando los talones de los glúteos tanto como se pueda; simultáneamente levantar los muslos del suelo. Si se tienen bien sujetos los tobillos, esto tendrá el efecto de levantar la parte superior del torso y también la cabeza del suelo. Empuja la pelvis contra el suelo, manteniendo los músculos de la espalda relajados. A medida que continúes levantando los talones y los muslos, presiona los omóplatos hacia adentro, de forma que el esternón se pueda proyectar hacia adelante, abriendo el pecho totalmente. Lleva los hombros hacia atrás, lejos de las orejas, y mira serenamente hacia un punto al frente. Teniendo el estómago presionado contra el suelo, seguramente la respiración se dificultará. Para contrarrestar este efecto y continuar respirando, reduce el movimiento del diafragma. El tiempo recomendado en los primeros intentos es de unos 20 o 30 segundos, que se podrá ir incrementando poco a poco. Al finalizar, exhala y relájate, descansando boca abajo y respirando profundamente. Se puede repetir una o dos veces más (Es recomendable después de ejecutar Dhanurasana, realizar una contrapostura como Balasana o la Postura del Niño). (Con información de cuadernosdelyogui.wordpress.com y yogaadictos.com)