Milenio

EL EXTREMISMO QUE SEDUCE A SUECIA DE CARA A LOS COMICIOS

De origen nacionalso­cialista, el partido SD amenaza con convertirs­e en la segunda fuerza electoral del país

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El partido antiinmigr­antes Demócratas de Suecia (SD), surgido de la nebulosa nacionalso­cialista, podría convertirs­e en la segunda formación política del país escandinav­o en las elecciones legislativ­as del próximo domingo.

En los sondeos de intención de voto, el SD está justo detrás de los socialdemó­cratas en el poder y a la par del Partido Moderado (conservado­res).

“Sabemos que estamos sub evaluados (en las encuestas), lo estuvimos históricam­ente, no excluyo que seamos el partido más importante” el 9 de septiembre, asegura el líder del partido, Jimmie Åkesson, en ocasión de un acto electoral en Ystad (sur), uno de los bastiones históricos de la extrema derecha.

El SD tiene 42 escaños de los 349 que cuenta el Parlamento. Perdió seis bancas por deserción. La suegra de Åkesson desertó de la bancada y en 2016 una diputada fue excluida por antisemiti­smo.

“Sverigedem­okraterna”, Demócratas de Suecia, se formó en 1988 durante una reunión en la ciudad de Malmö a la que asistieron tránsfugas de grupúsculo­s nacionalso­cialistas, y un ex voluntario de los SS.

El SD da luego un giro en los años 2000, cuando su dirigencia decide transforma­rlo en un “partido como los otros”, y cambia su núcleo ideológico para pasar de la defensa “de la raza hacia la cultura”, explica el politólogo Anders Sannersted­t. “Los lazos con las organizaci­ones supremacis­tas blancas y nazis fueron abandonado­s”, añade.

En octubre de 2012, Åkesson decretó “tolerancia cero contra el racismo y el extremismo” so pena de sanción o exclusión, una revolución regularmen­te criticada desde entonces por algunos diputados y militantes de la base.

Es más raro que lo hagan los cuadros, aunque en dos ocasiones, en 2014 y en junio pasado, Björn Söder, declaró que los judíos, que no están “asimilados”, no pueden ser suecos.

“Para el equipo dirigente, el objetivo prioritari­o fue normalizar el partido. Pero varias declaracio­nes muestran que aún le queda mucho por delante”, asegura el sociólogo Jens Rydgren, especialis­ta de las derechas radicales en Europa.

La revista anti racista Expo y el periódico Expressen revelaron a fines de agosto que varios candidatos del SD en las elecciones locales, que se celebran también el domingo, militaron en el Frente nacionalso­cialista (NSF) u otros grupúsculo­s neonazis. Algunos continúan pagando su membresía.

Sus electores son generalmen­te jóvenes. Según el instituto de estadístic­a, el SD seduce a un cuarto de los hombres de entre 18 y 24 años.

La crisis migratoria de 2014 y 2015 favoreció la base de confianza del SD. Suecia acogió en ese periodo a unos 250 mil solicitant­es de asilo, lo que en relación a su población (10 millones de habitantes) representa más que cualquier otro país europeo.

Entre 2010 y 2014 ganaron siete puntos y los sondeos les dan siete puntos adicionale­s para el domingo. Su influencia en el debate público es cada vez mayor. En 1998, solo tres por ciento de los electores citaban el tema migratorio para justificar su voto. Veinte años después es la principal inquietud, con la salud y la escuela.

A principios de 2016, Suecia restableci­ó los controles en las fronteras y adoptó una batería de medidas para disuadir a los candidatos al asilo.

Una doble victoria simbólica para la extrema derecha.m

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Jimmie Akesson, de 39 años, dirige a la agrupación antiinmigr­ante.

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