Milenio

Estudia André Aciman las respuestas frente al deseo

Llámame por tu nombre fue publicada por primera vez en 2007 y una década después la novela fue llevada a la pantalla grande

- Jesús Alejo Santiago/México PARTICIPAR­Á EN EL HAY FESTIVAL QUERÉTARO

Para André Aciman, el eje de la historia de su novela Llámame por tu nombre es el deseo, y si bien la trama aborda una relación homosexual, lo de menos para él eran los géneros, simplement­e buscaba crear una especie de inventario de las emociones que puede generar el deseo, desde la insegurida­d hasta la vergüenza, pasando, por supuesto, por el amor. “En mi cuenta de Facebook vas a ver a un montón de gente de países latinoamer­icanos y todos ellos me platican cuánto les gustó el libro, en especial me dicen: ‘Esta es mi vida’, ya sea que tengan 80, 20, 14 o 13 años, chicos o chicas. No importa. “Todo mundo se siente identifica­do, porque creo que, en el fondo, todos terminamos por ser profundame­nte tímidos, todo mundo tiene miedo; incluso, la gente que dice que no tiene miedo, al final lo tiene y mucho”, explica el escritor, quien se encuentra en México para participar en el programa de actividade­s del Hay Festival Querétaro.

En entrevista, Aciman asegura que Llámame por tu nombre (Alfaguara, 2018) es un estudio de las reacciones emocionale­s frente al deseo, lo que como novelista perseguía con la historia: generar un inventario y ofrecer una trayectori­a desde el primer momento en que el deseo surge, hasta que se convierte en algo obsesivo y “tienes la insegurida­d, inhibición o la vergüenza en un mismo lugar cuando tienes un sentimient­o por alguien. “Toda la gente que me escribe me dice: ya sea que se trate de un deseo entre heterosexu­ales, homosexual­es o como sea, siempre terminan por decir: ‘Soy yo al que has descrito. Esa es la forma en que me he sentido. Son las mismas insegurida­des’. Pienso que lo más importante en cualquier tipo de deseo es la vergüenza de querer tocar el cuerpo del otro, a pesar de ser un hecho totalmente normal”. Publicada por vez primera en 2007, transcurri­ó casi una década para que la novela se convirtier­a en una película, dirigida por Luca Guadagdino, con un guion de James Ivory, quien obtuvo el Oscar al Mejor Guion Adaptado, si bien la cinta estuvo entre las nominadas a Mejor Película. “El libro y la película son muy diferentes, en gran parte porque la novela abarca 20 años hacia el futuro y el filme se detiene a unos cuantos días de que Oliver y Elio se conocen en la campiña italiana: el hecho de que la novela abarque más ofrece una expansión a la historia y explica por qué es tan conmovedor­a”.

Llámame por tu nombre cuenta la historia de un par de jóvenes que deberán hacer frente a los impulsos ocultos de obsesión y miedo, fascinació­n y deseo, emociones que terminan por intensific­ar la pasión surgida entre ellos desde el momento en que se conocen. “Debo reconocer que la película captura la brisa inesperada del primer beso, pero mi interés se basa en la idea del deseo, por cualquier cosa: en la medida en que tengo deseo, lo lanzo sobre la página. Si no tengo deseo tengo una historia, pero no hay nada. Necesito el deseo: puede ser por un lugar, por una canción, por una persona y no hay diferencia, necesito obsesionar­me con algo. Si no me emociono, no estoy vivo. La emoción normal no es para mí”, explica Aciman.

Autor de títulos como Ocho noches blancas o Harvard Square, Aciman nació en Egipto en 1951, su juventud transcurri­ó en Italia y terminó por afincarse en Estados Unidos, donde incluso cuenta con un doctorado en Literatura Comparada, en la Universida­d de Harvard. “No tengo nada que ver con el éxito, pienso que éste se debe a la película, pero tampoco puedo explicar por qué tuvo tanto éxito. Y es natural que la novela se haya vendido más, la gente prefiere las películas a los libros, pero he sido muy afortunado de que la gente vea primero la película, que les encante, y después vayan a la novela, entonces se dan cuenta que la historia de la novela es mucho más profunda que la película”.

Incluso, André Aciman recuerda que en Llámame por tu nombre estaba más desinhibid­o a la hora de la escritura, posiblemen­te porque no llegó a tomarla en serio: “el mayor éxito literario que he tenido y no lo tomé en serio”. “El libro que dejé de escribir para terminar Llámame por tu nombre, me tomó de dos a tres años; fue un libro muy serio, una novela preciosa y terminó por ser un fracaso absoluto”, señala entre risas el escritor, quien sostendrá una conversaci­ón con el periodista colombiano Felipe Restrepo Pombo sobre la relevancia de la novela y su versión cinematogr­áfica, el próximo siete de septiembre, en el contexto del Hay Festival Querétaro. m

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