Milenio

Yates mantiene el suéter rojo

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El italiano Elia Viviani hizo un doblete en la Vuelta a España al ganar este martes la décima etapa, disputada entre Salamanca y Bermillo de Sayago, mientras el británico Simón Yates sigue de líder en la clasificac­ión general. Viviani, que ya había ganado la tercera etapa el 27 de agosto, se impuso en una llegada masiva al eslovaco Peter Sagan, que fue segundo, y al italiano Giacomo Nizzolo.

“Es una gran sensación ganar dos etapas en la Vuelta, después de vencer en cuatro en el Giro, está siendo una temporada asombrosa. Es difícil batir esta temporada, espero estar en el mejor momento de mi carrera”, dijo Viviani tras la carrera, de 177 kilómetros.

El italiano, que acumuló su 17ª victoria de la temporada, tuvo palabras de elogio para sus compañeros y afirmó que “hicieron un buen trabajo” para colocarlo de cara a la victoria.

“Fue uno de los mejores lanzamient­os de este año por nuestra parte”, aseguró Viviani.

El español Diego Rubio probó un último intento de sorpresa, pero fue alcanzado a 10 kilómetros de la meta por un pelotón, en el que no estuvo el irlandés Dan Martin, que tomó la salida este martes para asistir al nacimiento de sus hijas.

El susto del día lo dio el italiano Simoni Pettilli, que tuvo que ser llevado en ambulancia tras sufrir una caída a 40 kilómetros de la meta y tendrá que estar en observació­n, aunque parece descartars­e una lesión de gravedad.

La etapa no ha traído grandes cambios en la general. El británico Simon Yates sigue liderando con un segundo de ventaja sobre el español Alejandro Valverde, mientras tercero es el colombiano Nairo Quintana, a 14 segundos.

“Hemos estado atentos con el viento y, a pesar de las ponchadura­s y el peligro, hemos salvado bien el día”, aseguró Valverde tras su llegada a la meta.

El miércoles, tendrá lugar la etapa 11 entre Mombuey y Luintra con la meta en el último de los cuatro puertos que tendrán que alcanzar los corredores, tres de tercera y uno de segunda.

Una etapa con “un terreno muy sinuoso, propicio para las fugas”, según el director deportivo de la Vuelta, Fernando Escartín, que ve probable la llegada en cabeza de “un grupo reducido de favoritos, como ya ocurrió en 2016 en esa misma meta”, cuando ganó el actual líder de la ronda española, Simon Yates.

Fue una etapa “con mucho calor, con curvas sinuosas y técnicas, y un recorrido bastante duro”, recordó el británico.

El otro día, de manera azarosa, encontré la película Una vida por el futbol, la difícil y apasionada existencia de Kurt Landauer, el presidente judío del club alemán más famoso del mundo, el FC Bayern Múnich, quien estuvo al frente del equipo justo en los días precedente­s al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Al ver la cinta pensé en aquella frase explicada por El Principito en el libro clásico de Antoine de Saint-Exupéry: “amar es confiar la vida y el alma”. Y eso fue lo que hizo Kurt Landauer, quien padeció el rigor del Campo de Concentrac­ión de Dachau y quien, además, sufrió las penalidade­s del exilio: tuvo que huir a Suiza y esperar el término de la refriega. Cuando vuelve a su país, encuentra el equipo, el estadio y el entorno del Bayern Múnich literalmen­te destrozado­s, destruidos; y entonces emprende una tan ardua como inteligent­e y fervorosa labor de reconstruc­ción. Una labor hercúlea que le priva de sus principale­s afectos y que le impele a confiar una vez más la vida y el alma por lo que más ama en el mundo. Es evidente que el título es indicativo y es también evidente que habría que anteponerl­e al sustantivo vida la palabra apasionada. Kurt Landauer fue dueño de una voluntad indomable. Y uno se emociona en extremo al ver cómo sortea los obstáculos en pro de su amado equipo.

Kurt Landauer desapareci­ó de la faz terrena en diciembre de 1961 en la ciudad de Múnich. Había resucitado a uno de los principale­s clubes del mundo del futbol, al FC Bayern Múnich.

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