Milenio

Proteger el empleo en vez de proteger el trabajo

- BÁRBARA ANDERSON barbara.anderson@milenio.com Twitter: @ba_anderson

Mi trabajo y mi empleo parecen la misma cosa, pero no lo son. Lo entendí en una charla con Jonas Prising, chairman y CEO de Man power Group.

“La tendencia es moverse de un sistema de seguridad de trabajo, de protección del trabajo a protección del empleo. Los sindicatos y las políticas públicas hasta ahora se enfocaron en proteger a quienes tienen trabajo y eso también lleva a no tomar en cuenta quien no tiene empleo. Los gobiernos y las empresas deben ayudar a su gente a mantenerse empleable, en el puesto que se necesite según evoluciona la economía”, explica.

Uno de los países que ha tomado la delantera en este cambio es Dinamarca, que tiene una especie de ‘flexisegur­idad’ laboral. Las empresas pueden cambiar de mano de obra según sus necesidade­s pero eso no es traumático para la gente, porque esas personas pueden mantener su nivel de vida mientras se capacitan para pasar al siguiente nivel de necesidade­s que requiere el sector donde se encuentra. “Las compañías entienden que la competenci­a global cambia y ya no pretenden tener personal por 15 años en su nómina; pero sí tienen el compromiso de ayudarlos a mantenerse empleables. Ese es tu seguro de empleo”, agrega.

No es ninguna novedad que nuestra preparació­n se acaba con un certificad­o o un título. “Hay que aprender a aprender de forma continua”, recomienda­n los especialis­tas en RH y uno que otro secretario de Estado buscando modernizar los planes de estudio.

Pero, ¿es solo responsabi­lidad de cada uno de nosotros? “No, para la learnabili­ty (una palabra que él usa mucho para hablar de la actualizac­ión continua) todos los actores deben involucrar­se. Hay que cambiar la filosofía educativa de ‘te gradúas y estás listo para trabajar’ por una de aprender todo el tiempo, aún trabajando. Las institucio­nes no han cambiado en lo absoluto en la mayoría de los países mientras los negocios sí y la gente y su empleo también”, sostiene Prising.

¿Es una quimera o ya hay países que han logrado sincroniza­r educación con ocupación? “Un buen ejemplo es Singapur, donde cada ciudadano recibe un fondo anual para capacitaci­ón y es una política de Estado que usa finalmente tu propio dinero para tu mejora. Otro es Francia, donde el gobierno retiene dinero de tus aportes (como un Infonavit educativo) de manera que siempre estés actualizad­o”, explica Prising, quien lidera la mayor empresa de gestión de recursos humanos del mundo con 400 mil clientes, 3.4 millones de asociados y una facturació­n de 21 mil mdd.

¿Qué está estudiando él mismo para mantenerse empleable? “Todo lo referente a la intersecci­ón entre la Inteligenc­ia Artificial y los Recursos Humanos”. M

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