ESCUELA DE FRANKFURT
Son tantos y tan detallados los laberintos por los que nos conduce, en realidad la historia de una corriente de pensamiento aún viva, que no resulta extraño el relajamiento. Bienaventurada enumeración de “contrastes y paradojas” que se leen casi como una novela, dispuestos a reposicionar en estos nuevos días a la llamada Escuela de Frankfurt.
Gran Hotel Abismo. Biografía coral de la Escuela de Frankfurt es un libro escrito por el inglés Jeffries Stuart (1962) quien, a diferencia de lo que pudiera pensarse, proviene del interés por el mundo de la cultura, desde su ubicación como colaborador asiduo del diario The Guardian, y no de observar meramente la expresión académica-universitaria del colectivo.
Una “biografía coral” acerca de Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Friedrich Pollock, Franz Neumann y Jürgen Habermas, quienes hacia la década de los veinte del siglo pasado pugnaron por conformar una alternativa teórico y práctica (en mayor o menor medida, de prolongación o ruptura, lo advertirá el autor en el libro) al pensamiento marxista.
Biografía de personajes en lo individual pero también de quienes por sus experiencias parentales “rechazaron la adoración del dinero y aceptaron el marxismo”. Un grupo intelectual de excepción, sin ninguna duda, que sobrevivió al Holocausto, conformó un aparato crítico de alta consideración, reflexionó en torno a sus orígenes teóricos incorporando nuevas ideas a su matriz de pensamiento y, aunque siempre fueron criticados por no conectarse con la praxis, merecedor de que lo liberen “de la idea de que no tiene nada que decirnos en el nuevo milenio”.
Una escuela y un pensamiento que de acuerdo a Jeffries tienen aún vigencia, “porque la dominación del ser humano que ejercen la industria cultural y el consumismo es más intensa que nunca. Peor, lo que una vez fuera un sistema de dominación de las sociedades europeas y norteamericanas ha expandido su esfera de competencia. Ya no vivimos en un mundo donde las naciones y el nacionalismo tengan una importancia clave, sino en un mercado global donde somos, ostensiblemente, libres de escoger… pero, si el diagnóstico de la Escuela de Frankfurt acertó, libres solo para escoger lo que siempre es igual, libres solo para escoger lo que nos disminuye espiritualmente, lo que nos mantiene servicialmente sumisos a un sistema opresivo”.
Ahora que “los adultos compran salmón pescado con caña [y] no leen Dialéctica de la ilustración”, el clásico de Adorno y Horkheimer (aludiendo al pasaje donde un joven vende su colección de libros de la Escuela de Frankfurt para tener el dinero que necesita para impresionar a su novia, en la novela Las correcciones, de Jonathan Franzen), Jeffries concluye: “Es más fácil obtener la chica, el salmón Gran Hotel Abismo. Biografía coral de la Escuela de Frankfurt, y esa aproximación mercantilizada del nirvana que enredarnos en, digamos, las desalentadas paradojas de la felicidad de Adorno. El rasgo distintivo de un individuo saludable —escribía Adorno en Minima Moralia— es que le afecte la felicidad general: ¿Qué sería una felicidad que no se midiera por el inmenso dolor de lo existente?”
Hacía falta una “biografía” de esta tan importante corriente de pensamiento. m