La Comisión de la Verdad
Yo, por mi parte, como protagonista de los hechos en Ayotzinapa, asumo mi responsabilidad y de quienes fueron mis colaboradores; ahora lo importante es ya no vivir en la zozobra y que se haga justicia donde se tenga que hacer
Si no hay verdad, no hay paz.
Las comisiones de la verdad recolectan experiencias, no declaraciones jurídicas, emiten recomendaciones no juicios, pretenden reconciliar antes de castigar; todo para garantizar la no repetición del conflicto, refiere el proyecto colombiano ¡Pacifista! Una plataforma para la generación de paz.
Sus autores explican que en los últimos 40 años “se han creado comisiones de la verdad en más de 30 países que han vivido conflictos muy serios”.
El texto destaca por su importancia y trascendencia la creada en 2001 para los casos de Perú; fue la primera en América Latina que sostuvo audiencias públicas para confrontar a víctimas con victimarios.
Otras no menos importantes fue la de Sudáfrica, a raíz de la segregación racial que se dio de 1948 a 1992.
La de Argentina, para investigar los hechos de 1976 a 1983, años durante los cuales la junta militar secuestró, torturó y asesinó a miles bajo la sospecha de subversión.
Podríamos mencionar otros casos, como los de El Salvador, Colombia o Timor Oriental, pero me concentraré en hablar sobre el anuncio del nuevo gobierno para crear la primera comisión de la verdad sobre el caso Ayotzinapa.
Más allá de la polémica que se ha generado en torno a la verdad histórica, a la que no voy a entrar, considero importante que se atienda el reclamo de los padres de familia para que se profundice sobre cuatro líneas de investigación, como lo ha propuesto el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes.
La primera de ellas tiene que ver con el uso de la telefonía celular que conduzca a tener mayores elementos en la investigación.
La segunda se refiere al trasiego de drogas de Iguala a la ciudad de Chicago, en el que ha quedado de manifiesto el poder del grupo criminal Guerreros Unidos, más allá de quienes creían que solo se trataba de un grupo con presencia local.
Una tercera línea se orienta a
AMLO ha dicho que si hubo participación del Ejército es mejor reconocerlo Creo importante que se profundice sobre cuatro líneas de investigación como propone el GIEI
investigar la participación de la policía municipal de Huitzuco; y por último, investigar la posible participación del Ejército, así como de la Policía Federal y del ámbito estatal, como lo ha dicho el vocero de este movimiento, Felipe de la Cruz.
Al respecto quisiera expresar que si estas cuatro acciones dan confianza y certeza a los padres de familia, bienvenidas.
Todos aspiramos a que esto ya se concluya por el bien de la nación y —¿Está usted dispuesto a visitar nuestras instalaciones? —Sí, desde luego —fue mi respuesta. Era el dirigente estudiantil de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en 2011.
Algunas voces me decían: no vaya gobernador, lo van a agredir, ningún político ha entrado a Ayotzinapa.
Acordamos la fecha y llegué puntualmente a mi compromiso.
Me recibió una banda de guerra con jóvenes muy bien uniformados para rendir los honores a nuestro Lábaro Patrio.
—Queremos que conozca nuestras instalaciones para que vea las condiciones en que vivimos —dijo un estudiante de los que formaban parte de la comisión organizadora. —Pues adelante, muchachos. Me mostraron sus edificios en franco deterioro, después los dormitorios que carecían de camas, baños sin funcionar… el hacinamiento total.
Luego el campo de futbol y por último la alberca cubierta de “agua verde” que mostraba la falta de mantenimiento de muchos meses o tal vez de años.
—Queremos invitarlo a desayunar gobernador —dijo otro joven.
—Espero que hayan preparado algo rico —dije en son de broma.
—Un poco de fruta, café, pan y huevos a la mexicana.
Ya en un ambiente de camaradería, uno de los estudiantes me solicitó un incremento en la cuota alimenticia.
—Porque mire, hoy estamos desayunando bien solo porque usted vino… ¡ja,ja,ja!
De ahí fuimos a un salón abierto para presentarme su orgulloso club de danza, que desarrolló diversos bailes guerrerenses.
—Que bonito bailan muchachos, los felicito y tengan la seguridad que los vamos ayudar. —¿Sabe gobernador?, usted es el único político que ha visitado nuestras instalaciones. —Pues muchas gracias por esa gran distinción.
Luego una lluvia de demandas: un autobús, un tractor, uniformes, computadoras, una tortilladora, camas y cobijas, pero, sobre todo, el arreglo de sus edificios.
El 12 de diciembre de 2011, a solo unos meses de haber asumido el gobierno, se presentó un hecho lamentable y trágico: dos estudiantes de la escuela normal habían perdido la vida en la Autopista del Sol, a la altura del hotel El Parador del Marqués, lo mismo que un trabajador de una gasolinera que se encontraba a un lado, de nombre Gonzalo Rivas, quien en un acto de heroísmo perdió la vida al apagar las bombas de la gasolinera, evitando una tragedia de otras dimensiones.
Algunos ciudadanos que presenciaron los hechos narraron que, minutos antes del mediodía, policías federales intentaron desalojar a los normalistas, quienes repelieron la agresión lanzando piedras, cohetones y petardos.
Hasta hoy nadie ha quedado satisfecho con los resultados de la investigación, en la que participaron —indebidamente armados rompiendo nuestros protocolos— policías ministeriales. Conociendo mi estado, desde que fui gobernador interino de 1996 a 1999, la instrucción a mi entonces secretario general de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, fue acudir a estos incidentes, invariablemente, sin armas.
Pero también ocurrió lo mismo con elementos de la Policía Federal, que fue la primera en llegar al lugar de los hechos y disparar presuntamente al aire.
Hasta la fecha considero que existe una injusticia al no quedar aclarado quiénes fueron los responsables de la privación de la vida de los normalistas.
Guerrero no es ni ha sido una isla de violencia en el país, pero sí puede ser el espejo donde se mire. Se pueden corregir los errores cometidos durante y después de esos lamentables hechos, o repetirlos. m *Ex gobernador de Guerrero