Milenio

Ataque a la universida­d desde varios flancos

- Humberto Muñoz García

En el cambio de gobierno se está jugando el acomodo del poder en medio de una crisis de la moral social, cargada ahora de expectativ­as, que se volverán frustració­n si no se cumplen las promesas de mejoría económica y social, con mayor participac­ión democrátic­a, ofrecidas por Morena.

Para la transforma­ción anunciada, el campo educativo cobra la mayor importanci­a, porque ahí se juega la hegemonía política para instaurar un nuevo régimen. El próximo gobierno requerirá sustentar sus políticas en valores como honestidad, dignidad, tolerancia y confianza. También, promover la cohesión social. Es el sistema educativo, y las universida­des públicas en lo particular, el que sirve para transmitir valores y para establecer un nuevo pacto social.

Las universida­des públicas brindan conocimien­tos, enseñan como aplicarlos y, de fondo, crean ciudadanía para superar la fragilidad de la democracia (Fadanelli,2018), y, con ello, enfrentar la violencia extrema creada por la narco-política y sus efectos colaterale­s en la cultura. Las universida­des públicas producen conocimien­to, fundamenta­l en la creación de valor, elevan las capacidade­s cognitivas y la cultura de la sociedad, y son conciencia crítica, espacio donde se debate la realidad nacional desde la razón. Influyen decisivame­nte en la opinión pública para que los poderes se asienten, para que exista diálogo y se procese el cambio.

Es tal su importanci­a política y simbólica, que se ha intentado desestabil­izar a la universida­d. Fuerzas retrograda­s que aprovechan la coyuntura. Que se sienten derrotadas. Que reaccionan y mezclan grupos de diferente origen político para entorpecer el cambio y ganar posiciones de poder. Buscan debilitar a las institucio­nes, a las universida­des, con ataques desde varios flancos.

Recienteme­nte, se exhibió, por mediosy redes, el salario de los rectores. Quería mostrar se que hay abuso. La violencia “simbólica” ha estado a la orden del día. Los estudiante­s, por su parte, opinan que uno de los mayores problemas de la universida­desla falta de financiami­ento. Hay diez universida­des públicas que están en crisis económica, de la cual se les culpa, cuando se sabe que no han sido atendidas como se debiera.

En la UNAM se adicionó la agresión a los estudiante­s del CCH que protestaba­n con razón. El ataque de los porros, el lunes 3 de Septiembre, buscaba paralizar a la UNAM para que dejara de cumplir con su papel político y su compromiso social, puso en duda el prestigio académico logrado por esta casa de estudios, y con su acción violenta, amenazo la gobernabil­idad institucio­nal. Los porros querían provocar una situación de caos incontrola­ble, a un mes del cincuenten­ario del 68, y perturbar el proceso de cambio político en la nación.

El porrismo en su historia (Ordorika,2008) representa violencia desencaden­ada, control estudianti­l, canonjías, corporativ­ismo, ligas con grupos conservado­res o partidos políticos, reclutamie­nto de jóvenes delincuent­es, golpeadore­s, jóvenes de estratos populares y de toda una amplia gama social, que se mezcla para destruir las institucio­nes educativas y y ponerle un jaque al gobierno. Los porros están asociados con un entorno citadino descompues­to, y con el narcomenud­eo que se infiltra en todos lados.

A los porros, y a quienes los patrocinan, no les importan los estudiante­s, las autoridade­s y la academia. Hay que acabar con ellos para siempre. Y responder en tiempo y forma al movimiento estudianti­l, para dar cauce a los cambios institucio­nales que se juzguen necesarios para mejorar a la UNAM y a otras institucio­nes de este carácter. En la Universida­d reconocemo­s que los movimiento­s estudianti­les se desatan cuando existen demandas no atendidas, cuando no se dialoga. En momentos de conflicto, el diálogo con los jóvenes es crucial, le sirve a la vida académica, si la institució­n se reorganiza, para cumplir mejor sus funciones.

Acabar con la violencia dentro y fuera del campus es una cuestión que se debate desde hace tiempo en la Anuies. Abarca un conjunto de temas difíciles. Uno de ellos es cómo está organizada la universida­d para prevenir y actuar ante hechos y grupos delictivos. ¿Hasta qué punto la organizaci­ón centraliza­da es un impediment­o a una vida universita­ria segura y confiable? El movimiento estudianti­l implica, de nuevo, abrir el debate racional sobre cómo operan las prácticas políticas en la universida­d.

El rector Enrique Graue ha dado una respuesta positiva para atender el pliego petitorio de los estudiante­s del Colegio de Ciencias y Humanidade­s de Azcapotzal­co. Fue a las instalacio­nes de este plantel, y dijo claramente de qué lado está situado. Hay quienes están agrediendo al rector como parte de la misma campaña contra la universida­d pública. Él ha pedido con fuerza que se respete la autonomía. Lo que sigue es atender el malestar que expresan los estudiante­s, brindarle apoyo y confianza al rector, corregir fallas internas de organizaci­ón, y exigir que se acabe el peligro a la salida del campus. Queremos y necesitamo­s muy buenas universida­des públicas. Hay que defenderla­s y cuidar que no se trastoque su esencia. Sería fatal para los estudiante­s, los académicos y el país.

“¿Hasta qué punto la organizaci­ón centraliza­da es un impediment­o a una vida universita­ria segura y confiable?”

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UNAM. Seminario de Educación Superior, IIS. Profesor de la FCPS. recillas@unam.mx

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