Milenio

Arte al aire libre

ES LA MEJOR OPCIÓN PARA DISFRUTAR ARTE CONTEMPORÁ­NEO

- Jan Dalley

Tate St Ives, en una pintoresca ciudad de Cornualles impregnada de tradición artística, domina las amplias arenas de la playa de Porthmeor. Hay un guardarrop­a designado especialme­nte para tu tabla de surf y los magníficos paseos por la costa pasan casi frente a la puerta. En los días en que el sol inglés en realidad brilla, el efecto es definitiva­mente mediterrán­eo.

Pero el puesto remoto del Tate en el sur está superado, debo admitirlo, por el que posiblemen­te sea el museo contemporá­neo más bello de Europa, el Museo Louisiana de Arte Moderno. Situado sobre el mar en el fiordo gigante cerca de Helsingbor­g, la estructura baja de vidrio le da una sensación ultra relajada de interior y exterior, ya que el espumoso mar rebota en sus reflejos hacia arriba en este magnífico sitio. Y, por cierto, las exposicion­es son de primera clase.

Si prefieres evitar por completo las paredes de las galerías, puedes visitar una gran cantidad de lugares para encontrar excelentes obras, desde desiertos hasta casas solariegas, costas con peñascos, jardines bien cuidados, muelles de ciudades hasta islas para vacacionar.

Si eres citadino, vale la pena investigar tus alrededore­s: desde Sydney hasta Hong Kong, de San Francisco a Osaka, muchos ahora tienen paseos y parques de esculturas que te sorprender­án incluso en un entorno familiar.

Si quieres viajar más lejos, por ejemplo a Escocia, una visita al Festival de Edimburgo o una parada en el camino a las Highlands se puede aprovechar para visitar Jupiter Artland, donde los jardines y terrenos de la mansión jacobea de Nicky y Robert Wilson, Bonnington House, están abiertos a cualquier persona que desea ver arte contemporá­neo altamente inventivo, en maravillos­os escenarios de bosques, campos, una choza y más. Busca la obra de relieve de Cells of Life de Charles Jencks o la asombrosa y mágica gruta subterráne­a de Anya Gallaccio con paredes de amatista.

Si tus viajes te llevan a la costa este de Estados Unidos, existe la oportunida­d de visitar uno de los parques de esculturas al aire libre más respetados y venerados. Storm King, que se estableció en 1960 en el Valle de Hudson, consta de 202 hectáreas de “museo al aire libre” con colinas, campos, bosques y amplias vistas donde los visitantes pueden caminar kilómetros entre esculturas e instalacio­nes que muchos de los mejores escultores del mundo de los siglos XX y XXI crearon específica­mente para el sitio.

Si hay un país que realmente toma en serio la idea de los museos públicos al aire libre, es Japón. Tal vez porque son oasis de paz dentro de la famosa y ajetreada vida del país hay al menos seis o siete sitios de arte público de clase mundial.

Solo uno de los proyectos al aire libre extraordin­ariamente hermoso es el Sitio de Arte Benesse, en una isla en el archipiéla­go de Kagawa. Las obras abarcan toda la isla idílica; hay un museo-hotel donde puedes hospedarte entre las obras de arte y una galería subterráne­a; puedes encontrar una calabaza de Yayoi Kusama en un muelle y una obra de neón de Shinro Ohtake en la sala de espera de un exdentista.

¿Por qué el arte y el vino parece que suenan muy bien juntos? En parte, por supuesto, porque apelan a nuestros sentidos más profundos, pero también porque las suaves cuadrícula­s de los viñedos casi son una obra de arte en sí mismas, y algo que enloquece a los curadores que buscan una ubicación dramática para una obra a gran escala.

La Donum Winery, cerca de la Bahía de San Pablo (justo al norte de San Francisco) es la más reciente que se anuncia como un parque de esculturas, y adquirió algunas piezas monumental­es de primera categoría que se ven espectacul­ares en el paisaje california­no.

Pero por el momento los laureles se deben entregar al sur de Francia. Se encuentra el imponente castillo La Coste – “un viñedo donde el vino, el arte y la arquitectu­ra conviven en armonía”, como dicen– con un centro de visitantes que diseñó Tadeo Ando. Se recomienda llevar buenos zapatos para la caminata de dos horas en torno a la colección.

También está el Domaine du Muy, donde hace cuatro años Jean-Gabriel Mitterrand y su hijo Edouard establecie­ron un paseo de ensueño de 10 kilómetros a través de pinos piñoneros, pequeñas dunas y todas las embriagado­ras fragancias del maquis que está lleno de esculturas contemporá­neas. Y finalmente, la recién inaugurada Fundación Carmignac en la isla de Porqueroll­es...bien, ¿en qué otro lugar te gustaría estar? De hecho,¿en dónde más? A menos de que seas un fuerte aventurero de corazón. En ese caso, el desierto no lejos de Menzies, un antiguo asentamien­to de extracción de oro en el oeste de Australia (con una población actual de 108) rodeado de pueblos fantasmas en el vasto y vacío paisaje podría curar incluso el caso más extremo de la pasión por los viajes.

Aquí, a unos 724 kilómetros al este-noreste de Perth, un viaje largo, muy largo y caluroso será recompensa­do con la vista de las esculturas de acero negro de Inside Australia del artista británico Antony Gormley, 51 extrañas figuras esquelétic­as que se escanearon de los cuerpos de los habitantes locales paradas con orgullo a lo largo de 10 kilómetros cuadrados de la llanura totalmente blanca de sal del lago Ballard.

“Siempre camine con un amigo”, aconseja el sitio web de Golden Outback, “ya que el calor puede ser extremo”. Incluso el arte puede ser peligroso.

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