HALLAZGO DE ESPECIALISTAS DEL INAH Revelan que élites mayas vivieron en Teotihuacan
Restos de pintura mural indican su presencia en la Ciudad de los Dioses, apunta el instituto
El Instituto Nacional de Antropología e Historia anunció que un grupo de arqueólogos descubrió restos de un mural y diversos materiales en la Plaza de las Columnas que indican que la élite de la cultura maya residió en la ciudad prehispánica de Teotihuacan.
Los materiales, que incluyen fragmentos de cerámica maya, una rica ofrenda de consagración y miles de restos óseos de humanos sacrificados, fueron hallados en esa zona ubicada entre las pirámides del Sol y la Luna, al oeste de la Calzada de los Muertos. El Instituto destacó que con esos hallazgos se confirma la relación entre las dos culturas, que geográficamente se encontraban separadas por mil 300 kilómetros.
Textos epigráficos localizados en urbes como Tikal, en el Petén guatemalteco, refieren el contacto que ambas culturas sostuvieron hacia el siglo IV de nuestra era. Sin embargo, poca evidencia de la misma se había encontrado en la gran metrópoli del Altiplano mexicano, hasta ayer, cuando los nuevos hallazgos apuntan a la residencia de la élite maya en la Ciudad de los Dioses, señaló el INAH en un comunicado.
El equipo de arqueólogos, dirigido por los doctores Saburo Sugiyama, Verónica Ortega Cabrera, Nawa Sugiyama y William Fash, partió de la hipótesis de la importancia de la Plaza de las Columnas para la organización política de Teotihuacan, en la medida que ahí se desarrollaban actividades para su control. El Proyecto Plaza de las Columnas inició hace cuatro años, con la idea de explorar el cuarto complejo arquitectónico más grande de la metrópoli prehispánica, luego de los conjuntos de las pirámides del Sol y de la Luna, así como La Ciudadela. “A través de la excavación de pozos, además del trazo de un túnel, se ha podido determinar que las estructuras de la Plaza de las Columnas sirvieron para actividades administrativas, ceremoniales y probablemente como residencia de la élite no solo teotihuacana, sino maya, al menos hacia el año 350 d.C., cuando ambas dominaban el panorama en Mesoamérica”, indicó el INAH.
La Plaza de las Columnas abarca alrededor de 300 metros de longitud por 250 de ancho, y cuenta con tres montículos piramidales que sobrepasan los 15 metros de altura. Uno de los más reveladores hallazgos se dio en 2016, cuando se rescataron más de 500 fragmentos de pintura mural en la parte septentrional del montículo norte, muchos de los cuales destacan por poseer estilo maya. Según los arqueólogos, dicho mural debió estar expuesto durante una época de auge y fue destruido intencionalmente hacia las últimas etapas de la ciudad.
Saburo Sugiyama, quien ha trabajado los últimos 38 años en Teotihuacan, indica que el descubrimiento, en la Pirámide de la Luna, de individuos sacrificados acompañados de pendientes de piedra verde de estilo maya, apuntaba a la relación de ambas culturas; pero los restos de pintura mural de la Plaza de las Columnas “nos permite afirmar la presencia de las élites mayas en Teotihuacan, y que ésta no fue periódica y con fines rituales, sino permanente. Es probable que los artistas que hicieron estos murales y los funcionarios mayas de más alto rango político habitaran en un edificio al norte de dicho montículo”, compartió.
Aunque los fragmentos de mural no han sido reconstruidos todavía, se puede identificar una amplia gama de colores —blanco, rojo, ocre y verde, entre otros—, incluidas pequeñas figurillas humanas similares a las que se observan en los murales del barrio teotihuacano de Tetitla. No obstante, por la presencia de glifos mayas, el estilo fluido y el dominio de la línea, se deduce que son obra de artistas “que conocían a la perfección la iconografía de las Tierras Bajas del Sur maya”.
“Por la ubicación de esos hallazgos, en la zona central de la antigua ciudad de Teotihuacan, creemos que eran parte de un edificio donde el Estado coordinaba interacciones con las élites mayas, o donde los mayas intervenían en asuntos rituales o administrativos”, expresó el investigador de la Universidad Estatal de Arizona. M
Textos epigráficos del Petén guatemalteco refieren el contacto entre ambas culturas