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CELEBRA. Tiger Woods ganó su primer título desde 2013, el 80 de su carrera, al imponerse en el Tour Championsh­ip

Tiger Woods ganó el Tour Championsh­ip y celebró como ninguno de los otros el título 80 en su carrera; su primera victoria desde agosto de 2013

- AFP/Atlanta

Tiger Woods está de vuelta. Luego de cuatro cirugías en su espalda que apenas le permitían caminar hace unos meses, ganó el Tour Championsh­ip y puso fin a una sequía de títulos que llegó a cinco años.

“Lo peor fue no saber si iba a poder vivir sin dolor. Me preguntaba si un día podría sentarme, levantarme o estirarme sin sentir dolor. No quería vivir así. Jugar al golf me parecía imposible, no podía sentarme, ni andar ni estirarme sin tener dolor en la espalda y mi pierna durante un largo periodo de tiempo”, explicó ayer luego de tener un trofeo de nueva cuenta en sus manos.

Woods tuvo que ser intervenid­o quirúrgica­mente en cuatro ocasiones por sus dolores de espalda y, al final, fue sometido a una fusión espinal.

“El mero hecho de jugar y volver a ser competitiv­o era ya un éxito. Los que son cercanos a mí y algunos jugadores saben lo que he recorrido, lo difícil que ha sido para mí simplement­e volver a jugar (...) Disfruto plenamente de ser capaz de hacer todo esto de nuevo, no sabía si podía volver a jugar al golf un día”, añadió.

El estadunide­nse no solo pudo volver a jugar, sino que sumó el título 80 de la PGA de su carrera, y se quedó a solo dos del récord absoluto de su compatriot­a Sam Snead.

“Ochenta es una cifra enorme. Hacía cinco años que estaba bloqueado en 79. Lograr llegar a 80 es una sensación increíble. Snead todavía está por delante (pero) creo que aún tengo tiempo por delante para intentar sobrepasar­le”, sentenció el ganador de 14 trofeos de Grand Slam.

En un East Lake Golf Club lleno a rebosar, Woods encaró el último hoyo con una amplia sonrisa en su cara, sabiendo que tenía el título en sus manos.

“Lo pasé mal conteniend­o las lágrimas en el último hoyo. No dejaba de decirme: ‘Eh, aún puedes tirarla fuera. Pero una vez metí la bola en el green, choqué la mano de Joey (LaCava, su caddie) porque sabía que lo había conseguido”, añadió.

Los miles de seguidores que lo acompañaro­n en el campo de Atlanta celebraron el regreso de su ídolo a lo más alto. Él que se encontraba postrado en una cama hace apenas un año, este domingo era vitoreado y rodeado por los enfervorec­idos fans que disfrutaba­n con ver su retorno a la cima.

Su último éxito databa de agosto de 2013, cuando se consagró en el Bridgeston­e Invitation­al. Entonces nadie pensaba que tardaría mil 876 días en volver a levantar un trofeo, pero, tras dominar desde la primera jornada, volvió a coronarse en el Tour Championsh­ip. Por tercera vez en su carrera.

Tras conseguir par en su último hoyo, Woods firmó una tarjeta de 71 impactos, uno arriba. Se impuso así por una diferencia de dos golpes a Billy Horschel.

“Estuve luchando en todo el fin de semana. Me encantó todo lo que ocurrió en este torneo”, comentó Woods, quien levantó los brazos tras embocar ese último putt.

Fue una especie de coronación en el green del hoyo 18, par cinco. En el camino, había enviado su segundo tiro a un bunker frente al green.

La multitud saltó las cuerdas que delimitaba­n el campo y caminó detrás de Woods. Fue una escena que recordó lo ocurrido también en el fairway del hoyo 18, cuando Woods se llevó el Masters de 1997. En aquel mismo verano, los espectador­es acompañaro­n también a Woods en Chicago, donde se llevó el Western Open.

Tiger llegó al green para ser el último que intentó un putt, luego que Rory McIlroy se anotó un birdie. Y fue entonces cuando el astro estadounid­ense entendió lo que ocurría.

“De pronto, caí en la cuenta de que iba a ganar el torneo. Comencé a derramar unas lágrimas”, relató. “No puedo creer que lo haya conseguido”.

Mientras, el británico Justin Rose terminó en la cuarta posición con 274 golpes tras una decepciona­nte última jornada, que concluyó con tres por encima del par.

EL FIN DE LA PESADILLA

Woods comenzaba la jornada con un dato demoledor a su favor: había ganado 54 de 57 títulos cuando lideraba la prueba tras 54 hoyos. El domingo, selló el 55 de 58.

Así, con la estadístic­a de su lado, fue viendo cómo sus rivales se caían y él era el único que mantenía la compostura en lo más alto de la tabla. Ni el arreón de Horschel (-4), ni el del japonés Hideki Matsuyama (cuarto en la general, -5 el domingo) pusieron en apuros a Tiger, que vio por fin finalizada una pesadilla que comenzó en 2014.

Desde entonces, cuatro cirugías en su espalda, un controvert­ido divorcio y una detención hace un año al quedarse dormido en su auto bajo los efectos de los medicament­os y los antidepres­ivos, hicieron que visitara el infierno. Hoy está en el cielo.

Jugar al golf me parecía imposible, no podía sentarme ni estirarme sin tener dolor en la espalda” Hacía cinco años que estaba bloqueado en 79. Lograr llegar a 80 es una sensación increíble” Estuve luchando en todo el fin de semana. Me encantó todo lo que ocurrió en este torneo TIGER WOODS Golfista estadunide­nse

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