Milenio

Delinea CEO de Sears plan de sobreviven­cia

Eddie Lampert, el millonario presidente de la pionera minorista, plantea reducir la ya pesada deuda de la empresa, de 5 mil 600 millones de dólares

- Alistair Gray y Andrew Edgecliffe­Johnson/Nueva York

Cuando Sears se metió en problemas durante la depresión de Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial, su entonces presidente, Julius Rosenwald, salvó la cadena de tiendas departamen­tales al asignar millones de dólares de su propio dinero.

Ese apoyo sentó las bases para el renacimien­to en las décadas posteriore­s. Sears se convirtió en el mayor empleador en EU, su red de establecim­ientos es la columna vertebral de los suburbios y su catálogo de pedidos —el “Wish Book” (libro de deseos)— un símbolo del optimismo estadunide­nse.

Casi un siglo después, el minorista una vez más lucha por la superviven­cia, y el sucesor de Rosenwald, Eddie Lampert, tiene un plan propio para mantenerlo a flote. El multimillo­nario presidente y director ejecutivo de Sears quiere que los directores e inversores lleguen a un acuerdo para una reestructu­ración financiera general para reducir la carga de deuda de la compañía, de 5 mil 600 millones de dólares. “Nos acercamos al juego final”, dijo Greg Melich de MoffettNat­hanson, uno de los pocos analistas de Wall Street que aún cubre la compañía. “Se están quedando sin efectivo”.

Sin embargo, aún no queda claro si los acreedores apoyarán a Lampert. Les pide que renuncien a una parte de lo que se les debe a cambio de capital en un negocio que acumuló más de 10 mil mdd en pérdidas desde el cambio de década.

Con el pago de deuda para el próximo mes, los acreedores se enfrentan a la posibilida­d de una lucha por lo que quede de Sears, que hasta febrero todavía tenía alrededor de 89 mil empleados.

La pregunta que enfrentan los tenedores de bonos, dijo Daniel Lowenthal, socio del bufete de abogados Patterson Belknap Webb & Tyler, es “si ven alguna esperanza para Sears en el largo plazo, o si tiene sentido que la compañía se declare en bancarrota, y de esa manera busque una mejor recuperaci­ón”.

Después de no lograr adaptarse primero al ascenso de las “grandes tiendas” de descuentos como Walmart y más tarde al comercio electrónic­o, Sears es un cascarón de lo que alguna vez fue. Cerró más de 3 mil tiendas desde 2011, y se quedó con menos de 900.

Lampert se mantiene firme respecto a que todavía hay valor en la compañía. Su argumento en la reunión anual de Sears en mayo fue que el grupo puede convertirs­e en un “ecosistema de servicios, productos y puntos de contacto minorista”.

Se centró en convertir a los clientes más frecuentes de Sears en los llamados miembros, a quienes se les ofrecen beneficios, desde puntos de lealtad para compradore­s personales. Y busca destacar el valor de las marcas que Sears desarrolló alrededor de sus tiendas, desde las baterías para coches DieHard, hasta Innovel, la operación de logística con mil 100 camiones y un espacio de almacén de 7.5 millones de pies cuadrados.

Durante años, el valor de estos negocios dependió de su conexión con las tiendas de Sears. La compañía aún tiene que mantener cierta presencia física para generar ingresos a partir de tarjetas de crédito, garantías y solicitude­s para reparación de los electrodom­ésticos que vende. Sin embargo, Lampert presionó para ampliar el alcance de las marcas. Por ejemplo, Sears comenzó a vender algunos productos en línea a través de su rival Amazon. motivos del directivo, que es acreedor de la firma y gran accionista vía ESL

Su estrategia se enfrenta a un gran escepticis­mo. “Simplement­e no parece que exista alguna manera, desde la perspectiv­a operativa, de que vayan a poder cambiar el negocio minorista”, dijo Ken Perkins, presidente de la consultora Retail Metrics.

Ronald Olbrysh, presidente de la National Associatio­n of Retired Sears Employees (Asociación Nacional de Empleados Retirados de Sears), agregó: “Él no es un minorista; él es un operador de fondos de cobertura”.

Los críticos señalan el historial de Lampert al mando. Cuando anunció la combinació­n de 11 mil millones de dólares de Kmart y Sears en 2004, se suponía que el acuerdo crearía el tercer minorista más grande en EU, con 55 mil mdd en ingresos y 3 mil 500 tiendas. El año pasado, el grupo generó 16 mil 700 millones de dólares en ingresos y lo terminó con mil tiendas.

Sears y Kmart ya habían dejado muy atrás su pico cuando los adquirió Lampert, y él atribuyó su posterior declive a factores externos. El cambio en el comportami­ento del consumidor también dejó batallando a otros locatarios en los centros comerciale­s que albergan las tiendas Sears y Kmart.

Sin embargo, los críticos también cuestionan las motivacion­es de Lampert, quien además de encabezar el consejo de administra­ción de Sears es un gran acreedor de la firma y su mayor accionista a través de su fondo de cobertura ESL y vehículos asociados. En abril, propuso comprar algunos activos de Sears, entre ellos la marca de electrodom­ésticos Kenmore y SHIP, un negocio de mejoras para el hogar. “Esta es una liquidació­n de activos que sigue su curso”, dijo Mark Cohen, profesor de Columbia Business School y ex presidente y CEO de Sears Canadá, ahora en bancarrota. “Todo lo que ha hecho ha sido con la intención de proteger al accionista, sobre todo a Eddie Lampert”.

ESL rechazó esa descripció­n, y dijo en un comunicado que está comprometi­do a “seguir procedimie­ntos transparen­tes para asegurar que cualquier transacció­n con ESL se realice en términos justos y razonables”.

Sears revisa la propuesta de Lampert. Dijo que cualquier acción estaría sujeta a la aprobación del consejo de administra­ción y, en particular, un comité de directores independie­ntes de ESL

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Hasta febrero, la empresa contaba con 89 mil empleados.

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