Milenio

AÑOS DESPUÉS

Minó con una racha negativa de no vencer a Chivas en Guadalajar­a; Universida­d o en Copa, eliminando al Rebaño Sagrado y finiquitan­do las dudas en su contra

- David Cabrera y Alan Pulido disputan la pelota LA

n o e e e a ; . a l l , a s - e el árbitro asistente había levantado su bandera, indicando el fuera de lugar. Chivas amagaba, trataba de recomponer el camino. La posesión pertenecía al local, al tiempo que Universida­d Nacional había claudicado, de a poco, a la tenencia de la pelota, más por la presión enemiga, que por la incapacida­d de generar ataques. En cuanto a construcci­ón de embates. Los del Pedregal eran más vértigo, que idea; de parte del Rebaño, calma para encontrar a su eje de ataque.

Cuatro minutos más tarde, Alan Pulido, de nuevo, encontró la recompensa que buscaba. El centro delantero del Rebaño se elevó en el área de Saldívar y encontró el tanto del empate como un bálsamo. La iniciativa de los felinos claudicó por su estado de ánimo disminuido; Chivas era superior, se sentía así y lo reflejaba de esta manera. Al 14’, el cancerbero de Universida­d Nacional parecía que contendría un disparo del ‘9’ rojiblanco, pero el esférico se le alcanzó a escapar de a poco entre las piernas y las manos. El camino que siguió la pelota dejó todo en suspenso, pero el portero resarció su yerro.

Conforme avanzaba el primer tiempo, Pumas intentaba con mayor vehemencia, pero también dejaba en claro sus limitacion­es. Por ejemplo, Juan Manuel Iturbe, colocado en una especie de extremo derecho, demostraba cada que tocaba la pelota que se ahogaba, que no estaba en plena forma física; sin embargo, aunque todo les parecía jugar en contra, tuvo que aparecer la determinac­ión de un juvenil como Brian Figueroa, que con un derechazo, colocó en el ángulo el balón. Golazo. El segundo para los felinos. Tocaba cerrar adecuadame­nte los primeros 45 minutos. Cuestión de administra­rse.

El arranque del complement­o fue lento. Normal. La lluvia en el entretiemp­o hizo más pesada la cancha, complicó los traslados; por cuenta de Chivas, aparecía una oncena que, a pesar de que faltaban 45 minutos, lucía rendida. Y sí, el primer movimiento de David Patiño fue el ingreso de Martín Rodríguez, para refrescar la banda derecha; el chileno aportaba mayor velocidad, incrementa­ba el desequilib­rio y por si fuera poco, mostraba herramient­as de asociación. Total peligro para el Rebaño Sagrado, que esperaba el desenlace.

Poco a poco, el duelo se volvió más equilibrad­o para Pumas, que recuperaba la pelota y la distribuía con sapiencia. Al 79’, Alejandro Zendejas reflejó en una pincelada lo que había sido el complement­o para Chivas. El atacante, que tenía que salirse del área para recobrar el esférico y tener contacto con él, hizo una mala recepción pegado a la banda, pero resbaló antes de sacar un servicio correcto. La lluvia y la presión hacían estragos. Universida­d Nacional se dedicó a defender una ventaja mínima, pero a la vez histórica, por complejo que pareciera, sí, en la Copa Mx.

Últimos instantes. Chivas aprieta en todas las líneas, en la marca, en la presión ofensiva y prácticame­nte limita cada espacio para el rival… Parecía el cierre más decoroso del Rebaño, un matiz dentro del vendaval. No fue suficiente. Al 90+3’, Brian Figueroa centró por el lado derecho, un balón que parecía tener mucha potencia y que en los botines de Benjamín Galindo se convirtió en autogol. Pumas se medirá ante León en los cuartos de final de este torneo. Más que eso, Universida­d acabó, aunque sea en la Copa, con una malaria histórica, que evoca otros tiempos y otros protagonis­tas.

Una noche inolvidabl­e, un recuento a contarse más tarde y la posibilida­d de reiterar el orgullo marchito de Pumas en Guadalajar­a. Justo este torneo, ante Atlas, también se acabó una mala racha.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico