En defensa de la sentencia de Javidú
Pues sí. Hay días que a uno le toca redactar lo que nunca imaginó. He escrito en este mismo espacio muchas veces, muchas, esta semana lo volví a hacer hablando de homicidios; que la pasión de los políticos y una parte de la opinión publicada por la cárcel me parece un absurdo. Populismo penal se llama.
Se confunden las rejas con la justicia. Como si más rejas otorgaran justicia. Cuántos partidos, políticos, funcionarios no hemos escuchado siempre poner como solución para cualquier problema más años de prisión. Y así nos ha servido. El próximo gobierno también ha anunciado más cárcel para algunos delitos, como el robo de combustible, seguro así se acaba lo del huachicol, como las más altas penas han acabado con ya casi todos los delitos.
El sistema de justicia penal, al que ya deberíamos de dejar de llamar nuevo, tiene dos protagonistas que, por cierto, todos los estudios dicen que van funcionando relativamente bien: el mecanismo alternativo de solución de controversias y el procedimiento abreviado.
Dice la Constitución: “Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista oposición del inculpado, se podrá decretar su terminación anticipada en los supuestos y bajo las modalidades que determine la ley. Si el imputado reconoce ante la autoridad judicial, voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias, su participación en el delito y existen medios de convicción suficientes para corroborar la imputación, el juez citará a audiencia de sentencia. La ley establecerá los beneficios que se podrán otorgar al inculpado cuando acepte su responsabilidad”.
El abreviado tiene reglas precisas, mínimos de sentencia respecto a los delitos y condiciones de colaboración del sentenciado claras.
Hoy hay abreviados en todos los estados. Liberan cargas absurdas de trabajo, permite a tribunales y ministerios públicos concentrarse en otros casos.
En delitos complicados de configurar como los que cometió Javier Duarte quita el riesgo de una sentencia absolutoria.
Si esta no es la primera vez que usted lee esta columna, sabe que no soy exactamente un fan de la PGR.
En ésta —no puedo recordar otra en el sexenio— creo que la libraron de la mejor manera posible.
Ayer escuché a algunos políticos en funciones muy indignados con lo sucedido. No vaya a ser que pronto terminen rogando por un abreviado. M