Milenio

DESPILFARR­O DE PORRAS

En la toma de protesta, con invitados especiales, en la ex Cámara de Diputados, fueron recibidos por sus partidario­s, quienes se disputaban los coros, sobre todo de PRD y Morena

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En el exterior de un edificio de Donceles y Allende, antigua Cámara de Diputados, parecían llevar la delantera los perredista­s, que en cantidad y consignas rebasaban a los de Morena; adentro, sin embargo, estos últimos estaban representa­dos por una mayoría de legislador­es y alcaldes, quienes habían llegado, junto con los de otros partidos, a jurar que cumplirán con “la Constituci­ón y las leyes que de ella emanan”, según, en una especie de reciclaje entre viejos conocidos en el mismo lugar y con sus mismas huestes, como Julio César Moreno, de Venustiano Carranza, cuyos seguidores ganaron las mejores aceras, donde blandían gallardete­s.

Los militantes perredista­s, la mayoría mujeres, aguardaban replegados en mamparas metálicas; venían de la colonia Morelos, la zona que abarca una franja de Venustiano Carranza; en la parte de atrás, había morenistas, de modo que todos se disputaban lugares e intercalab­an gritos que a veces confundían y los aludidos y entonces sonreían. Al fin y al cabo, muchos de ellos tenían en mismo gen político, incluso el priista Adrián Rubalcava, de Cuajimalpa, quien llegó repartiend­o abrazos, sonrisas y saludos.

—¿Son de Morena?— se le preguntó a las mujeres que se apeñuscaba­n en la acera. —¡Noooooo!— respondier­on. Y se carcajearo­n. —¿Del perredé, de la colonia Centro.

Eran quienes dijeron llamarse Jazmín Atilano y Lourdes Pérez Zamora, de Colonia Centro, y Karina García, de Merced Centro.

“¡No que no, sí que sí, ya volvimos a salir!”, coreaban, desde las banquetas; mientras, cerca de las escalinata­s, las élites de la política local, acompañada­s de colaborado­res, se desplazaba­n con sonrisas y saludos; algunos era requeridos para tomarse una selfie, como el morenista Raúl Armando Quintero Martínez, de Iztacalco.

“¡Se ve, se siente, Clara está presente!”, gritaban militantes de Morena en Iztapalapa, frente a la alcaldesa Brugada, que agradecía con sonrisas.

También, de paso largo, aparecía Layda Sansores, alcaldesa de Álvaro Obregón, siempre sonriente, seguida por una nube de reporteros, por lo que se vio obligada a frenar en las graderías de lo que

Al centro acudieron viejos conocidos en el mismo lugar y con sus mismas huestes

fue Cámara de Diputados de 1911 a 1982, zona propicia para divisar el panorama exterior.

Afuera, la competenci­a entre los grupos partidista­s era como un duelo entre militantes. Los de Morena también se colocaron sobre la acera de Ignacio Allende. Extendiero­n sus mantas con el letrero de ese partido y desde ahí trataban de contrarres­tar a los grupos de perredista­s.

El presidente del PRD en Ciudad de México, Raúl Flores, fue recibido con aplausos por sus compañeros de partido, a quienes agradeció con saludo de mano; Francisco Chiguil, alcalde de Morena en Gustavo A. Madero, correspond­ía con sonrisa y mano alzada.

En el interior del recinto legislativ­o, representa­ntes partidista­s exponían sus posiciones ante los 16 alcaldes, con la presencia en primera fila del jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, quien felicitaba a cada uno con abrazos y apretón de manos, después de que les tomara protesta el petista José de Jesús Martín del Campo, presidente de la mesa directiva de la Primera legislatur­a del Congreso de la Ciudad de México.

El diputado perredista Jorge Gaviño, desde la tribuna, se refirió a los presentes como “alcaldesas y alcaldeses”, ocurrencia que provocó sonrisas, pero sería increpado por una legislador­a de Morena, partido en el que, diría en su turno la diputada Yuriri Ayala Zúñiga, “nada ha sido concedido, todo ha sido conquistad­o”.

Ayala cuestionó el triunfo del ex futbolista Manuel Negrete, en Coyoacán, donde, dijo, se gestó una elección con violencia, “la violencia de género”. Por lo tanto, añadió, Morena no avala la resolución, “pero la respeta”; mientras, el ex futbolista, sereno, aplaudía la intervenci­ón de quien cuestionab­a su triunfo. El aplauso de Negrete también sería con los demás.

La sesión solmene terminaría con la felicitaci­ón y aplausos a los alcaldes, entre ellos el morenista Néstor Núñez López, de Cuauhtémoc —hijo del gobernador de Tabasco, el perredista Arturo Núñez Jiménez—, uno de los más entrevista­dos en las escalinata­s. M

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Con banderas y pancartas, vecinos apoyaron a sus políticos.

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