Un camino truncado
Joaquín Rocha vio truncado su sueño de volver a unos Juegos Olímpicos e ir en busca de mejorar el color de la medalla, luego de que el titular de la Federación Mexicana de Boxeo, Moisés Saldívar, le hizo saber que para la edición siguiente en Múnich 1972 no se incluiría a los pesos pesados.
“Fue tal la decepción que les dije ‘aquí me retiro’, y comencé a estudiar en la Odepa y salí con mi certificado avalado por el Comité Olímpico Internacional como maestro”, dijo Rocha, quien al enterarse se retiró del ring.
Antes de colgar los guantes, Joaquín compitió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá 1970, donde obtuvo la medalla de plata, y en los Juegos Panamericanos de Cali 1971, evento en el que celebró también la presea plateada.
“Mi vida ha transcurrido entre cuerdas porque sigo enseñando, fui entrenador de la selección juvenil que fue la base para los Centroamericanos y Panamericanos, y para la Olimpiada de Río 2016, donde se ganó una medalla. Verdaderamente el boxeo se mete en la sangre y es difícil salir porque es un deporte bastante amplio y muy reconfortante, además la adrenalina te sube al 100 por ciento”, mencionó.
En el 2013 llegó como entrenador de la selección nacional al Centro Nacional de Alto Rendimiento, pero su paso terminó ahí dos años después cuando Alfredo Castillo tomó el mando como director de la Conade.
Actualmente, Rocha trabaja en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para los jubilados y pensionados del Poder Judicial de la Federación, y también en la delegación Cuauhtémoc, donde imparte clínicas. JOAQUÍN ROCHA ES HIJO de Florencio Rocha, famoso luchador mexicano en la década de los 40 y 50, pero al medallista nunca le gustó el pancracio.