Como hace 50 años, Queta Basilio encendió el pebetero de CU, reviviendo la inauguración de México 68
Celebramos que México cambió el olimpismo mundial y que fuimos los primeros en muchas cosas” FELIPE MÚÑOZ Campeón olímpico en México 68
Es un gran recuerdo, ya ha pasado mucho tiempo de esa justa y qué bueno que la conmemoren” RICARDO DELGADO Campeón olímpico en México 68
La ex atleta Enriqueta Basilio fue la encargada de encender de nueva cuenta el pebetero en el estadio Olímpico Universitario, honorque últimamente lo venía haciendo cada año, pero ahora lo significativo es que se cumplieron ya 50 años de la edición realizada en México 1968
Así como hace 50 años, en la misma fecha y horario, el pebetero en el estadio Olímpico Universitario fue encendido para conmemorar los 50 años de los Juegos Olímpicos de 1968, donde de nueva cuenta se realizó una serie de relevos y para que así dicho acto fuera finalizado por Enriqueta Basilio.
El fuego olímpico salió del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), donde el primer portador fue Daniel Aceves, medallista de plata en Los Ángeles 1984, para así entregárselo a la primera relevista Laura Vaca, competidora de México 1968, quien a su vez comenzó la ruta hacia el estadio Olímpico Universitario.
En el acto fueron 104 relevistas donde participaron ex deportistas, atletas, gente de la Universidad Nacional Autónoma de México, y otras personas que quisieron ser parte de esta conmemoración.
La antorcha olímpica se dirigió por avenidas como Ejército Nacional, Mariano Escobedo, Paseo de la Reforma, para finalmente tomar Insurgentes, y así dirigirse hacia el estadio Olímpico Universitario. La ruta contempló un recorrido aproximadamente de 20 kilómetros.
Antes de que llegara el fuego olímpico a Ciudad Universitaria, se dio un desfile de las 20 disciplinas que estuvieron dentro del programa olímpico, y en cada uno de los deportes se encontraban ex deportistas y medallistas que compitieron en esa edición.
Las leyendas que fueron aplaudidas estuvieron encabezadas por el estadunidense Bob Beamon, medallista de oro y récord mundial en salto de longitud, a 50 años continúa como récord olímpico. Dick Fosbury (EU), creador del famoso Fosbury Flop que es el salto de altura para atrás. Klaus Dibiasi (Italia) un hombre que dominó los clavados en la década de los sesenta y primera parte de los setenta. Tuvo oros consecutivos en Tokio 64, México 68 y Múnich 72. Michael Burton (EUA), ganador de las pruebas de fondo de la natación de México, 400 y mil 500 metros. Robert Seagren (EU), dominó el salto con garrocha durante 10 años y fue oro en México.
Así como Debbie Meyer, nadadora estadunidense que ganó las medallas de oro en 200, 400 y 800 metros en México 68. El australiano Michael Wenden, ganador de las medallas de oro en 100 y 200 metros libres. La bielorrusa Yelena Belova, entonces soviética, ganadora de las medallas de oro en florete en los Olímpicos de México, Múnich y Montreal. Keino Kipchoge empezó la hegemonía keniana en mil 500 y tres mil metros con oros; plata en cinco mil metros de los Juegos Olímpicos de México 1968. Servilio Sebastiao de Oliveira, boxeador brasileño que obtuvo bronce en peso mosca, en los Juegos Olímpicos de México, y perdió la final ante el mexicano Ricardo Delgado.
Todos ellos caminaron por la pista sintética del estadio olímpico para finalmente entrar a la cancha de futbol, formar los aros olímpicos, y así formar una imagen para el recuerdo.
Acto seguido entraron al recinto seis de los nueve medallistas olímpicos mexicanos en esa edición, con la bandera conmemorativa de los Juegos Olímpicos de México 1968, y los ex deportistas fueron María Teresa Ramírez, Joaquín Rocha, Ricardo Delgado, Felipe Muñoz, Agustín Zaragoza y Antonio Roldán, quienes fueron aplaudidos por el poco público que se dio cita en el recinto universitario.
Después fue el momento de que la antorcha entrará al inmueble y la remera Kenia Lechuga, oro en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, fue la encargada de subir por los escalones hacía donde se encontraba el pebetero. Al llegar le dio la antorcha al director del Indeporte de la Ciudad de México,
Horacio de la Vega, quien a su vez se la pasó a Enriqueta Basilio, para proceder a levantarla a los cuatro puntos cardinales y luego depositar su fuego en el pebetero.
Así, a las 12:50 horas, fue encendido el pebetero que permanecerá así hasta el 27 de octubre, día en que se clausuraron los Juegos Olímpicos de México 1968, hace 50 años.
“Vimos a Enriqueta Basilio con el pundonor de una mujer mexicana, encendiendo una vez más el pebetero de los Juegos Olímpicos de México 1968. El olimpismo representa muchas cosas, pero sobre todo lo que representa el movimiento de la paz universal que nos ha unido”, declaró el presidente del Comité Olímpico Mexicano, Carlos Padilla.
Por su parte, el ex nadador Felipe Múñoz, oro en México 1968, mencionó que se debe celebrar que el mundo ve a México de una forma diferente gracias a ese certamen e realizado hace 50 años. y “Hay que celebrar que México n cambió el olimpismo mundial y a que nuestro país también cambió. No es tan fácil hace este tipo de r celebración, porque una de las e ideas principales era encender r en el pebetero exactamente a la l misma hora, y fue muy bonito”, , señaló Múñoz.