Una opción más en el Viejo Continente
Antonio Briseño se erige como otra posibilidad en la defensa mexicana; destaca con el modesto Feirense
En su teoría sobre el aprendizaje, Jean Piaget, reconocido psicólogo suizo, aseguraba que: “Al igual que un edificio no se construye transformando un ladrillo en un cuerpo más grande, sino que se erige sobre una estructura, la experiencia, entendida como proceso de cambio que se va consolidando, nos hace pasar por diferentes etapas. Constantes cambios”… Esto lo sabe de antemano Antonio Briseño, un exponente mexicano más en el futbol de Europa. La carrera del central surgido en el Atlas es el vivo ejemplo de la superación y la constancia.
Hace poco más de siete años, Briseño Vázquez hizo historia al lado de un grupo de jóvenes, que como él, han tenido que remar contracorriente. Antonio fue el capitán de la selección mexicana Sub 17 que consiguió el campeonato del orbe en la cancha del estadio Azteca. El Pollo, como es apodado, traía consigo el gafete de capitán, lo que le permitió levantar el distinguido trofeo. Muchas páginas de diarios y revistas se vistieron con su presencia, hablando de la capacidad que ya mostraba y los alcances que podría conseguir, en caso de que su talento fuera bien encaminado.
Como suele suceder en el balompié nacional, las expectativas muchas veces quedan lejos de la realidad. Briseño recibió poco después del título infantil oportunidades en un Atlas con problemas de descenso, que urgía de revulsivos ofensivos y sobre todo, de estabilidad porcentual. No había tiempo para conceder facilidades. Toño requería de un club que le ofreciera mayor cobijo y como pasa también, históricamente en los Zorros, se le buscó salida a sus talentos incipientes, con la intención de mejorar economía y destino para el central. Tigres fue el equipo que le abrió las puertas, con la posibilidad de consolidarse en la Sultana del Norte.
No ocurrió. Vestido de felino, Briseño vivió en carne propia el sobrecupo de referentes extranjeros en su posición. El formato de los torneos cortos reduce las plazas para los más jóvenes. Jugó 30 partidos y marcó cuatro anotaciones en un lapso de dos años y aunque sumó medallas a cuestas, su actividad venía a menos conforme transcurría el tiempo. Entre 2016 y 2017, pasó por Juárez FC, del Ascenso y Veracruz, otro constante candidato a descender. No era un panorama sencillo. A la par de las decepciones, varios de sus compañeros de generación veían cómo sus carreras también comenzaban a truncarse.
El nombre de Antonio Briseño volvió a ser noticia a mediados del año pasado, cuando se oficializó su traspaso al modesto Feirense de la Primeira Liga de Portugal. El cuadro azulón es un cotidiano combatiente por mantenerse en el máximo circuito y aunque llamaba la atención su partida, los medios nacionales no hicieron mayor eco de su llegada Santa María da Ferreira. Por si fuera poco, el primer año del Pollo en Europa no fue fácil, la adaptación a un futbol más físico, que exigía en la marca, los claroscuros del propio club y hasta un par de lesiones musculares, le limitaron en ciertos partidos, cortando su participación.
Llegó el final de la temporada anterior y aunque se le mencionó como un posible refuerzo para Chivas y otros clubes nacionales,