El regreso de Carmen Aristegui
un respaldo popular inmenso, increíble. Esto podría ser el principio de algo grande, muy grande. ¿A poco no? Los coreanos aprecian mucho su naturaleza y son capaces de construir los parques más asombrosos a su alrededor.
En la isla de Jeju, por ejemplo, está Yongduam que no es otra cosa que una roca que parece la cabeza de un dragón.
Para nosotros los mexicanos, acostumbrados a tener cualquier cantidad de formaciones rocosas, a lo mejor esto no significa mucho.
Para los coreanos es un pretexto para la conservación de su patrimonio natural, un centro de atracción turística.
Frente a Yongduam hay cualquier cantidad de espacios para tomarse la selfie, para comer rico y comprar recuerdos.
Y ni hablemos de otros rincones de Jeju, como Daepo Jusangjeolli, que son unas columnas de piedra muy similares a los prismas basálticos del estado de Hidalgo.
Ahí los coreanos levantaron todo un parque temático con un montón de atracciones para convertir aquello en una experiencia excepcional.
¿Cuál es la nota? Lo mucho que los mexicanos tenemos que aprender de Corea.
¿Se imagina lo que seríamos capaces de hacer aquí si nosotros, como ellos, apreciáramos lo que tenemos, si apreciáramos nuestros recursos naturales y los honráramos? ¿Se imagina?