“El pintor Salvador Dalí mencionaba que era la única artista mujer de nuestro tiempo. Eso dice mucho de ella”, expresó Fermín Llamazares
Para que la pequeña María Ortiz de 6 años haya podido, la noche del viernes, recorrer el nuevo museo dedicado a Leonora Carrington, en Xilitla, solo fue necesario un anhelo.
Pablo Weisz, hijo de la pintora, recuerda así cómo surgió ese deseo: “Cuando ella estaba viva, a sus 94 años, le dije: ‘Mami, voy a hacer un museo de tu obra’; y se echó a reír con su cigarro en la boca. Me dijo: ‘Sí claro, entre la calle Remedios Varo y Octavio Paz’, y se empezó a reír. Le respondí: ‘Pues tú ríete si quieres, pero yo voy a lograrlo’”.
Así fue como los últimos 10 años, seis a partir de la muerte de la pintora inglesa, Pablo se dedicó a hacer lo necesario para alcanzar ese sueño. En marzo pasado inauguró el primer museo en honor de su madre en la ciudad de San Luis Potosí y, la noche del viernes, abrió las puertas de otro recinto, ubicado en el pueblo mágico de Xilitla.
Es el mismo lugar donde otro artista inglés, igualmente surrealista, amigo y mecenas de Carrington, Edward James, erigió una serie de esculturas en medio de la selva en lo que ahora se llama El jardín escultórico de Las Pozas.
Esta profunda amistad artística trajo a Carrington a Xilitla en varias ocasiones. Por esta razón, a decir de la directora del nuevo museo, Emma Viggiano, es idóneo que ambas obras estén cerca. “Ahora este nuevo museo significa tener el jardín escultórico más grande de Latinoamérica junto a la presencia de la gran amiga de Edward James, Leonora Carrington, y, como se podrá ver, los xilitlenses están felices”.
Eso puede observarse en la mirada de María, quien de la mano de su madre recorre el espacio con las 63 esculturas de formato mediano, 25 máscaras y 25 litografías, 2 tapices y 9 fotografías. “Me gusta mucho porque tiene cosas divertidas. Esta escultura se llama ‘El gato de la noche’”, dice la niña que, de manera inexplicable, sorteó el caos provocado por el protocolo que exige la presencia de los funcionarios de los tres órdenes de gobierno para encontrarse por primera vez con La maga o La novia del viento, como se conocía a Carrington.