Milenio

EL ÚLTIMO CASO SE REGISTRÓ EN JALISCO EN 1990 Cultura de la vacunación, central para mantener un México sin polio

Si dejamos de vacunar nos vamos a encontrar con una población vulnerable que desarrolla­rá un brote de poliomieli­tis, según especialis­ta; la OMS certificó a América libre de esta enfermedad en 1994

- Ana González Gómez/México

La poliomieli­tis es una infección causada por el poliovirus, se transmite por las gotitas de saliva expulsadas al hablar, toser, estornudar y bostezar, se multiplica en la garganta y el tracto intestinal y al viajar por la sangre llega al sistema nervioso, afectando la médula espinal, lo que provoca parálisis parcial o total del cuerpo. La poliomieli­tis no tiene cura.

Otra causa de adquisició­n del poliovirus es a través del consumo de agua sucia o de alimentos lavados o preparados con agua contaminad­a.

Esta enfermedad es común en niños menores de 5 años y se manifiesta con fiebre, cansancio, vómito y, posteriorm­ente, la pérdida de fuerza en brazos y piernas.

Existen 3 serotipos del poliovirus salvaje 1, 2 y 3, de los cuales se ha eliminado el tipo 2 a escala mundial. De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de Salud (OMS), el serotipo 1 es el más común y el serotipo 3 se encuentra ocasionalm­ente.

En México, en 1937 se reportaron los primeros casos y uno de los brotes de mayor magnitud en el país se registró en 1946 en Orizaba, Veracruz, donde a lo largo de 10 años, 9 mil personas resultaron afectadas. Afortunada­mente, el último caso se registró en 1990, en Tomatlán, Jalisco.

La primer vacuna para prevenir la poliomelit­is fue una parental.

El infectólog­o Marte Hernández Porras, del Instituto Nacional de Pediatría, explica que esta vacuna se elabora con virus muertos y se aplica por vía intramuscu­lar.

Años más tarde, el doctor Albert Sabin inventó la inoculació­n con virus atenuados que podía administra­rse por vía oral. A estos virus “se les reduce la potencia por diferentes pases y con esto, la posibilida­d de que ocasiones la enfermedad mientras que simultánea­mente se desarrolla inmunidad contra la misma” explicó el doctor Hernández. Sin embargo, la vacuna inyectable es mejor, dado que contiene virus inactivos. En 1994, la OMS certificó a América como libre de poliomelit­is. Gracias a la aplicación de la vacuna Sabin, se ha controlado a escala mundial, actualment­e solo se han reportado 14 casos en Afganistán y cuatro en Pakistán. Esto no significa que ya no sea necesaria la aplicación de la inoculació­n, al contrario, el doctor Hernández expone que llegaremos a un punto donde si dejamos de hacerlo vamos a encontrar a una población que ya no tendrá la vacuna, y puede ser propensa a entrar en contacto con el virus del polio y desarrolla­r la enfermedad. En la actualidad existen dos dosis que se aplican como prevención, una es la vacuna hexavalent­e que combina DTap (Difteria, Tétanos y Tos ferina acelular), IPV (Polio con virus inactivado­s), Hepatitis B y Hib (Haemophilu­s influenzae tipo b) y la otra es la pentavalen­te que incluye DTap (Difteria, Tétanos y Tos ferina acelular), IPV (Polio con virus inactivado­s) y Hib (Haemophilu­s influenzae tipo b). La ventaja de las nuevas vacunas es que al incorporar la IPV la posibilida­d de que alguien se infecte de polio con la vacuna oral ahora se reduce mucho más. La innovación en la ciencia sigue salvando a millones y millones de personas. M

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